jueves, 28 de marzo de 2019

SILVIA RIVAS


Nació el 23/04/1957. Artista plástica. Profesora Nacional de Dibujo y Escultura de la Escuela
Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Asistió a los talleres de Kenneth Kemble y Víctor Grippo (PK). Expone en forma individual desde 1988 y participa de muestras colectivas en el país y en el exterior. En 1998 exhibió su obra en el MNBA y, en 2000, presentó su trabajo Notas sobre el tiempo en el CC Recoleta. Luego, expuso Todo lo de afuera (2004) en el MAMBA. Recibió la beca Guggenheim (2001) y también fue becada por el Wexner Center for the Arts de Ohio (EE.UU.).

 Expone esa video-instalación en Espacio Fundación Telefónica (2005). En 2003 participó en la Bienal de La Habana y, en 2001 y 2005, en la Bienal del Mercosur. Fue galardonada con el Tercer Premio del Salón Nacional Nuevos Medios e Instalaciones (2003), con el Segundo Premio del Salón Nacional de Artes Visuales, Nuevos Soportes e Instalaciones (2006) y con el Premio Faena por el Proyecto Colectivo Argentina es afuera (2006).

miércoles, 20 de marzo de 2019

DIEGO DE GIRALDEZ



A Cañiza, Pontevedra, 08/03/1957
Inconfundible la obra de este pintor, hiperrealista y sin embargo con frecuencia onírico. Hijo de un marino, vive su infancia en la villa natal, en un ámbito casi campesino. A los 8 años su familia se traslada a Vigo y se instala en la calle Real, de peculiar arquitectura decimonónica, entre la Colegiata neoclásica y el barrio marinero del Berbés. Diego queda huérfano de padre un año más tarde, y ya se interesa por el dibujo y la pintura. 

Su madre alienta esta vocación y lo lleva a Madrid para que conozca el Museo del Prado nuevamente, puesto que ya lo había visitado cuando vivía su progenitor. El niño devora libros de medicina, especialmente de anatomía. Y trabaja con pasteles, deseando dominar la técnica, que llega a ser en él pasión casi enfermiza. Su primera exposición la realiza en Vigo, en 1975, con éxito sorprendente. Salta a Cataluña y allí se confirma su acogida. Repite incansablemente exposiciones en toda España, hasta el punto de que no debe quedar ciudad o villa importante donde no haya mostrado su obra. Viaja por Europa y pasa larguísimas jornadas en los museos. Llega a conocer a fondo a Velázquez, Zurbarán, Goya. Su obra es seleccionada para la muestra colectiva denominada «Maestros del realismo español de la vanguardia». Expone en el extranjero, sorprendiendo siempre la peculiar actitud plástica que adopta, con verismo impresionante en sus representaciones, en las que, sin embargo, hay una fantasía evidente y un inquietante misterio implícito. De Suiza a Portugal su obra gana prestigio.
La elogia el gran crítico, prematuramente muerto, Santiago Amón. La adquieren museos de España y del extranjero. En cierto modo, es único, irrepetible, su peculiar modo de utilizar el pastel mezclado con el óleo en barra. Giráldez es un realista diferente. Cuando representa un objeto, cualquier cachivache doméstico -un vaso, un huevo- su representación, como acontecía con Zurbarán, lo separa del mundo común para mayusculizarlo y ser únicamente él, El Huevo, El Vaso, el Excelentísimo Señor Huevo humilde y magnificado. Sus cuadros religiosos representan un mundo diferente, táctil, obsesionante. Su gallos muertos parecen vivir en una imaginaria taxidermia. La deliberada desproporción entre los objetos representados nos conduce a un surrealismo también peculiar. Desde la máxima exactitud referencial, la pintura de Diego de Giráldez es inquietante, capaz de conmover al espíritu menos sensible.

afundación

martes, 19 de marzo de 2019

Yves Klein

Francia, 1928–1962


En su breve carrera artística de siete años, interrumpida por su prematura muerte en 1962, Yves Klein creó un conjunto de obras heterogéneo y complejo desde el punto de vista crítico que anticipó gran parte del arte de las décadas posteriores, desde el Arte Conceptual al arte de la performance. Aunque Klein comenzó a crear lienzos monocromos a mediados de los cincuenta, abandonó la especificidad de lo pictórico para concebir el arte como algo independiente de cualquier medio o técnica particulares.
 Klein, artista posmoderno que se adelantó a su tiempo, proyectó el arte en lo invisible, compuso la Sinfonía Monótona Silencio (Symphonie Monoton Silence), imaginó una "arquitectura del aire", presentó sus actividades en público, se pasó a la fotografía, y encargó "una documentación" destinada a registrar sus obras más efímeras. Su programa dejaba en un segundo plano la técnica particular del artista y se centraba más en la capacidad de este para fomentar un mito generador de obras de todo tipo: "Un pintor ha de pintar una sola obra maestra: su propia persona, constantemente, y convertirse en una especie de pila atómica, una especie de generador de radiación constante que impregna la atmósfera con toda su presencia pictórica, que se fija en el espacio tras su paso"
Preocupado por romper con toda forma de expresionismo, Klein "rechazó el pincel" prácticamente desde los inicios de su carrera porque era un instrumento que él consideraba "excesivamente psicológico" y empleaba rodillos, que eran "más anónimos" y le permitían "generar una ‘distancia' entre [él mismo] y [sus] lienzos"[2]. Entre 1958 y 1960 perfeccionó una técnica que le permitió ahondar en esta idea: utilizaba modelos desnudos a modo de "pinceles vivos" (pinceaux vivants) que creaban marcas y huellas bajo su dirección. Las Antropometrías (Anthropométries), como las bautizó el crítico Pierre Restany, amigo de Klein, mantenían la separación insistente de Klein entre la obra y su propio cuerpo y también le permitían revivir el desnudo sin recurrir a los medios tradicionales de representación. Klein presentó una demostración de la técnica en la Galerie Internationale d'Art Contemporain de París el 9 de marzo de 1960, a la que asistieron unos cien invitados.
Mientras los músicos interpretaban la Sinfonía Monótona Silencio, el artista vestido de esmoquin dirigía las acciones de tres modelos desnudas que esparcían la pintura sobre sus torsos y muslos y presionaban o arrastraban sus cuerpos sobre hojas de papel blanco. Además de un "monocromo corpóreo", las pinturas resultantes incluían huellas estáticas simples y rastros dinámicos de los cuerpos en movimiento.
Fuentes:
Denys Riout, "Yves Klein", en Colección del Museo Guggenheim Bilbao, Guggenheim Bilbao Museoa, Bilbao y TF Editores, Madrid, 2009.
Nancy Spector, "Yves Klein", en Spector (ed.), Guggenheim Museum Collection: A to Z, Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, 2009.