miércoles, 17 de marzo de 2021

Albert Bloch




(1882-1961).

Pintor  y escritor estadounidense. Fue el único americano que expuso con   el grupo expresionista Blue Rider en Alemania. Su obra también apareció en su llamado almanaque titulado Der Blaue Reiter (1912). 

Originario de St. Louis, donde comenzó sus estudios de arte, Bloch trabajó como ilustrador en su ciudad natal y en Nueva York antes de partir hacia Europa en 1908. Vivió en el extranjero hasta 1921, excepto varias visitas a su país. En Munich, Bloch conoció a Kandinsky, cuyo trabajo admiraba. 

A fines de 1911, Kandinsky y Franz Marc invitaron a Bloch a unirse a ellos y a otros once en la primera exposición del Blue Rider, que se inauguró en Munich y luego viajó a Berlín y otras ciudades alemanas. Bloch también expuso en la segunda y última exposición más grande del grupo el año siguiente en Munich. Después de regresar a los Estados Unidos, enseñó durante un año en Chicago antes de aceptar una oferta para dirigir el departamento de arte en la Universidad de Kansas. Además de enseñar pintura e historia del arte, Bloch se mantuvo activo como escritor de ensayos y poesía y traductor de literatura y filosofía alemanas.

 Después de jubilarse en 1947, continuó residiendo en Lawrence. Durante sus primeros años en Alemania, Bloch pintó tanto escenas directamente representativas como obras de figuras decorativas que evocan los lánguidos misterios del simbolismo. Finalmente, siguió el ejemplo de Kandinsky hacia una composición y expresión más vigorosas, pero a diferencia de Kandinsky, conservó elementos figurativos en su arte. Más tarde, aislado en Kansas, el artista idealista alimentó una visión intensa e introvertida, a menudo impregnada de los temas cristianos que lo habían inspirado desde sus días en Alemania. 

jueves, 11 de marzo de 2021

PINTURA METAFÍSICA

 



                               Carlo Carra 

Durante la Primera Guerra Mundial, en Italia se produjo la gran crisis del Futurismo, unido al ascenso de los movimientos exaltados nacionalistas e imperialistas, alentados con frecuencia por las luchas por el dominio de las colonias. En Italia, el nacionalismo busca las bases de su ideología en su sustrato clásico, el pasado glorioso de la Roma imperial y la Italia del Renacimiento

                                     De Chirico

Esta recuperación de la estética clásica italiana tuvo dos vertientes: el Novecento, paralelo a otros movimientos clasicistas ligados al Mediterráneo (Noucentisme catalán, por ejemplo); y por otro lado la Pintura Metafísica, que funcionó como una especie de Surrealismo avant la lettre, es decir, anterior al propio Surrealismo. 

                                                               Mario Sironi
                            
La Pintura Metafísica tiene un origen claramente simbolista de influencia alemana. Pero sobre todo, se relaciona con ciertas tendencias filosóficas: la fenomenología de Hüsserl y Heidegger o la nueva objetividad practicada por los existencialistas (Sartre, Camus) y por Marcel Proust o James Joyce. Para ellos, un fragmento de la realidad paralizado en un momento y extraído de su contexto permite reconstruir una realidad trascendente, más allá de la propia realidad; este sería el significado de la metafísica.

                                                         Filippo de Pisis

 De Chirico, el más importante autor de este movimiento, entendió tal teoría como una pintura que muestra lo real más allá de lo cotidiano: una ciudad detenida en mitad del fluir temporal, lo cual permite delimitar su auténtica esencia. Para conseguir esto, el objeto real no puede ser usado, porque esto lo introduce en la dinámica cotidiana, sino que ha de ser mirado, es decir, extraído de su función: una plaza italiana está para ser atravesada. Si se la pinta repleta de gente, de puestos de flores, de animación, se la está usando. Pero si se pinta la plaza tal cual, única, lejos del tiempo y del espacio del resto del mundo, se la está mirando hasta en su más recóndita intimidad, para darle el valor absoluto que le corresponde. Esto es la pintura metafísica, es El Enigma de una Jornada, lienzo del mencionado De Chirico.

                           Rudolf Schlichter
La estética que resulta de esta concepción tiene cualidades oníricas, como un objeto visto en sueños, lejos de la acumulación y tendente a un vacío que resalte las irregularidades del objeto en cuestión, nítidamente dibujado bajo una luz fantástica, plana, y siempre en un ámbito urbano.
Otros autores metafísicos, no tan importantes como De Chirico, fueron Carlo Carrá, con una pintura algo naïf y humorística, Casorati, muy popular en su momento, Sabini, Morandi... 

 Cabecera de ARTEHISTORIA

Enrique Bernad

 


Nacido en Les Useres (Castellón), el 13 de junio de 1922. La familia se trasladó a Castellón.

Creó el Complejo Turístico Cultural Torreón Bernad, en Benicásim. En 1971 creó el Certamen de Pintura Nocturna, que tuvo su continuidad durante varios años. Y también lo que vino en llamarse Gran Fiesta de los Pinceles, certamen de pintura.

 Como pintor, Enrique Bernad se mostró en público por primera vez en 1974, con motivo de un certamen provincial en Castellón. Y de allí a Londres y México, Brasil y Nueva York. Y Chicago y Madrid, Valencia y Barcelona. Su culminación la tuvo en el Casino Antiguo de Castellón con su magna exposición en la que reunió 230 obras, en los primeros días de 1992.

 Falleció el 1 de enero de 1998, pero quedan para la posteridad su serie de obras bajo el epígrafe de Bou embolat, su colección del Vía Crucis o aquel grandioso díptico titulado Dos continentes en el V Centenario.