miércoles, 19 de abril de 2017

Raúl Soldi



Raúl Soldi (1905-1994) nació en Buenos Aires.  Inició sus estudios de arte en  la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina. A los 18 años viajó a Europa. Estuvo en Alemania hasta 1923 y despues se trasladó a Italia ingresando a la Academia Brera, de Milán, en 1924.


Regreso a la Argentina  en 1933 y becado por la Comisión Nacional de Cultura recorrió los Estados Unidos.  Hacia 1935 comenzó a trabajar como escenógrafo  para Argentina Sono Films, donde realizó más de 600 escenografías para las más exitosas películas argentinas, tarea que desempeñará hasta mediados de la década del 50 aproximadamente. Esta actividad, con la que se sustentaba, le suponía largas jornadas, volvía a su hogar a las 18 horas y pintaba con la pequeña iluminación de una lámpara de 25 watts. Por eso los críticos llaman a ese periodo como el rosa del autor.  En sus primeras exposiciones en Argentina, presenta obras oníricas,  “período amarillo”, por la recurrencia de este color en sus pinturas, debido tal vez a la luz artificial con la que pintaba.

  La figuración en Soldi no responde a  un canon académico, en  sus figuras de circo, bodegones e iconografía cristiana suenan influencias  picassianas.


Desde los años 50 y hasta mediados de los 70 abundan los colores azules, por lo que estos años se engloban en el denominado “período azul”. Es la época de las grandes obras de Soldi, donde él ya puede vivir de su pintura.
En 1953 comienza la que va a ser una de sus obras mayores: la decoración de los muros de la Parroquia de Santa Ana en Glew (provincia de Buenos Aires), e ilustró numerosos libros de poesía y de música. Durante más de 20 años trabajará en estos frescos, cubriendo  250 metros cuadrados y empleando más de 60 figuras. Se trata de escenificaciones de la vida de Santa Ana, para las que Soldi recurre a numerosas referencias a Glew y su entorno.


En la década del 60  Soldi pinta el techo del  teatro Colón. El 25 de mayo de 1966 se inauguró el conjunto de dieciséis paneles de pintura sobre tela que Soldi concibió y ejecutó para decorar la cúpula. Denominada “Alegoría a la música, al canto y al baile”,  cincuenta y una figuras cubren casi 318 metros cuadrados.
Entre finales de los años 70 y los 90,  el denominado “período blanco”, en el que su paleta se aclara, constituyendo el blanco un color recurrente.
En 1979 el pintor crea la Fundación Soldi, a la que dona las que considera sus 60 mejores obras.  En 1982 abre sus puertas en la casa que fuera su residencia veraniega en Glew.

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