jueves, 28 de junio de 2018

Carlos Jacanamijoy


Carlos Jacanamijoy (Santiago, Putumayo, 1964) es Maestro en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia. Ha tenido exposiciones individuales en el Museo Smithsonian de Nueva York y Washington, Casa de América de Madrid, España, el Palacio de los Trabajadores de China, Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra, Suiza, el Museo de Arte Moderno de Cartagena, la Tertulia de Cali, Museo de arte de Pereira, y en galerías de Colombia y del extranjero. En el año 2013 el Museo de Arte Moderno de Bogotá presentó su primera retrospectiva. Sobre su obra se han publicado varios libros y está en colecciones públicas y privadas en Colombia, Francia, Alemania, Inglaterra, Venezuela, México y Estados Unidos.

miércoles, 27 de junio de 2018

Alejandro Obregón


Pintor nacido en Barcelona (España) en 1920, muerto en Cartagena de Indias (Colombia) en 1992. Hijo de padre colombiano y madre catalana, Alejandro Obregón Rosén vino a vivir a Barranquilla siendo muy niño. Estudió en la Escuela del Museo de Bellas Artes de Boston y en la Llotja de Barcelona. Marta Traba, quien fue la mejor crítica de su obra, escribió en 1961: “La llegada a la pintura colombiana de Obregón nos coloca ante el primer pintor de talento con que cuenta Colombia en este siglo [...] La obra del artista es de desarrollos claros y su evolución está llena de pautas que muestran de manera inequívoca la alianza del talento y del trabajo”.  
Recién llegado de Europa en 1944, hizo su presentación en el arte colombiano en el V Salón Nacional, con los óleos Naturaleza muerta, Retrato del pintor y Niña con jarro. Desde entonces su nombre estuvo siempre en primer plano y sus obras siguen exhibiéndose con gran éxito comercial. La pintura de Obregón se caracteriza por el expresionismo y la impronta mágica. En cuanto a lo primero, vale la pena recordar estas palabras de Vincent van Gogh: “En lugar de tratar de reproducir exactamente lo que tengo ante mi vista, uso el color de la manera más arbitraria para expresarme con fuerza”. Esta definición puede aplicarse a la obra de Obregón, en la que predominan la fantasía creadora y los elementos emotivos. Obregón recreó la realidad en la mayoría de sus cuadros, transformó armónicamente el paisaje, modificó la figura humana, siempre en función de la pintura como tal, y empleó el color para manifestar sus emociones.

En cuanto a la impronta mágica, es indudable que buena parte de la pintura de Obregón alcanza la representación de lo "real maravilloso" de que habló Alejo Carpentier para referirse al ámbito de creación que tiene el artista latinoamericano. El arte del siglo XX descubrió la realidad tras las apariencias y se puso en contacto con ella. A esa naturaleza más profunda, más esencial, apunta la pintura de Obregón, que en ningún momento se limita a reproducir el paisaje tropical, sino que lo trasciende hasta alcanzar estructuras evocadoras, formas singulares e imágenes cargadas de fuerza.

Los principales temas de la pintura de Obregón son los retratos de familiares y amigos, además de varios autorretratos, desde el muy cézanniano del pintor sentado que sostiene un pincel (1943), hasta Dédalo (1985), pasando por los Blas de Lezos (1977-1978), los animales (en una fauna interminable que incluye desde cóndores y toros hasta barracudas, mojarras y camarones, pasando por chivos e iguanas), las flores carnívoras y nocturnas, las escenas de violencia y, sobre todo, los paisajes (con claras alusiones al mar, a las playas, a las tempestades, a los eclipses y, especialmente, a los vientos). Estos temas son recurrentes y por lo tanto no tienen una ordenación cronológica. Como bien dijo el artista, más que motivos específicos sus cuadros aluden a “drama, catástrofe, registro de vida, reportaje y un poco de todo".


La carrera artística de Obregón se puede dividir aproximadamente en cuatro períodos. El primero, 1942-1946, es de formación. En él su pintura es contradictoria y llena de titubeos; su producción oscila entre un naturalismo con recuerdos académicos y un expresionismo forzado. El segundo, 1947-1957, es de definición estilística y primera madurez. Con recuerdos del cubismo, Obregón realizó composiciones milagrosamente balanceadas en las que articuló de muchas maneras numerosos planos, a veces transparentes, sobre fondos neutros que también incluyen planos más o menos evidentes. Aquí ya aparecen algunos de sus motivos característicos, así como algunas de sus obras maestras: Puertas y el espacio (1951), Bodegón en amarillo (1955), Greguerías y camaleón (1957).

El tercer período, 1958-1965, es el de la madurez plena. Durante estos años Obregón no solamente fue el pintor más influyente del país, el paradigma de lo nuevo y moderno, el más admirado y galardonado que ganó dos veces, en 1962 y 1966, el primer premio de Pintura en el Salón Nacional, con los óleos Violencia e Ícaro y Las avispas, respectivamente, sino también su máximo representante a nivel continental. Obregón, dueño ya de un estilo muy personal, expresionista y americanista, realizó muchos lienzos en los que en un espacio sin límites instaló sus formas abiertas y vigorosas, que sólo aluden a la grandeza y a la feracidad del continente. Cuadros sobresalientes de este período son, entre otros: Naufragio (1960), La trepadora (1961), El mago del Caribe (1961), Homenaje a Gaitán Durán (1962) [ver tomo 6, p. 125], Violencia (1962), Volcán submarino (1965) y Flor de páramo (1965)
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El último período comenzó en 1966. Desde ese año y hasta el año de su muerte, la pintura de Obregón insistió en un estilo efusivo y romántico y en temas obsesivos. Como escribiera Juan Gustavo Cobo: “Sus motivos lo persiguen, se esfuman, reaparecen, se funden”. Trabajando por series, Obregón pintó Anunciaciones, Floras, Ángelas, Violadas, Zozobras, Memorias de Grecia, Magos de la Popa, Blas de Lezos, Cosas de la luna, Bachués, Leyendas de Guatavita, Paisajes de Cartagena, Amazonias, Copas y océanos y Vientos, en una lista incompleta. Aunque no lo aceptó (“Creo que el óleo está completamente obsoleto. El acrílico es el medium del siglo XX”), Obregón no pudo cargar sus obras de los últimos decenios con el misterio y la fuerza de sus óleos anteriores a 1966, año en que empezó a trabajar el acrílico.


Sin embargo, en este período no deja de haber obras importantes, porque sin duda Obregón fue un pintor talentoso e imaginativo. Salta a la vista que está en sus mejores momentos cuando controla la efusividad y mantiene el dominio de todas las pinceladas, así como de los colores. Obregón realizó numerosas obras relacionadas con la violencia del país, desde el óleo de 1948, Masacre 10 de abril, hasta el díptico al acrílico de 1982, Muerte a la bestia humana y Victoria de la paz, ejecutado después del asesinato de Gloria Lara, pasando por el óleo de 1962, Violencia, del que Marta Traba dijera: “La sinceridad terrible de Violencia procede de esta circunstancia: de que Obregón la pintó porque ya le era inaplazable y necesario hacerlo. Pero si esto explica el patetismo verídico de su cuadro, no incluye la belleza grave y tensa de sus medios para lograrlo”. Obregón pintó La mujer yacente en mitad de un gran espacio gris: moduló el gris solemnemente, como oficiando un silencioso rito fúnebre, sin permitirle un solo sonido discordante. Lo apretó en la enorme figura grávida y lo fue desmadejando en el paisaje, hasta que la criatura muerta se integró en esa tristeza general, en esa fatalidad inicua, inexplicable” No se sabe dónde abre comillas ni de dónde o de quién es la cita. Además de sus innumerables cuadros de caballete, Obregón realizó diversos murales.  




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  • martes, 26 de junio de 2018

    Fernando de Szyszlo



    Fernando de Szyszlo- 1925-2017- está considerado uno de los artistas latinoamericanos más importantes del siglo XX. El primer pintor abstracto en Perú, amigo de intelectuales de renombre desde la adolescencia, fue cómplice de primer orden en la llegada de la modernidad a su país, a través de la arquitectura y las artes. Junto a su primera esposa, la exquisita poeta Blanca Varela, frecuentó en los años 40 la llamada peña Pancho Fierro, a la que asistían escritores de la talla de José María Arguedas y E. A. Westphalen, lugar de paso obligado en Lima para visitantes del exilio español como León Felipe, Pedro Salinas, Margarita Xirgu, María Casares o Rafael Alberti.
    En 1949 parten a la meca del arte: París. Ahí conocen a Octavio Paz, fundamental para los primeros pasos en el desarrollo de la obra de ambos, y amigo íntimo de ellos hasta su muerte. Y en ese París de posguerra y efervescencia artística, con un exiguo presupuesto mensual de 90 dólares para ambos —30 para cigarrillos—, pinta y se nutre de visitas a los museos de Europa, van haciendo amigos entre otros jóvenes intelectuales y artistas latinoamericanos como Carlos Fuentes y Julio Cortázar, Wifredo Lam y Roberto Matta. Conocen a André Breton, Hans Hartung y Varela hace amistad con Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir.
    De vuelta a Perú, en 1951, Szyszlo presenta en Lima una exposición de pintura abstracta que causa gran polémica. Vuelve a Europa hasta 1955 y decide regresar definitivamente a su país. Para entonces ya está definiéndose su estilo pictórico, fuertemente influido en sus inicios por la obra del mexicano Rufino Tamayo, una conjunción de la abstracción y ciertos rasgos de las culturas autóctonas de América, de poderoso colorido. La modernidad entretejida con la herencia plástica precolombina. El influyente crítico de arte cubano José Gómez Sicre lo invita a trabajar en Washington, en la división de artes visuales. Durante esos dos años expone en México con gran éxito y ahí empieza a despegar su carrera internacional.
    Se van sucediendo las exposiciones en distintos países y con ellas la repercusión de su obra se agiganta. Tiene ya dos hijos, Vicente y Lorenzo, vuelve definitivamente a residir en Lima. Conoce al joven Mario Vargas Llosa, que se convierte en su gran amigo. Junto a él formará parte del movimiento político Libertad, que lanzará al escritor a la candidatura a la presidencia del Perú en 1990. Mientras tanto su actividad tanto en la plástica como en la vida política es imparable. Crítico sin miedo contra las dictaduras, desde la del general Velasco hasta la de Fujimori, se atiene a las consecuencias. No actúan abiertamente contra él. Es un pintor cotizado, un intelectual comprometido.
    Lector voraz desde la niñez, debido a sus afecciones de asma, incorpora el sentimiento poético en sus obras. Y es quizá esa emoción la que lo guía en sus series pinturas como la serie Apu Inca Atawallpaman (1963), inspirada en el poema quechua colonial del mismo título, traducido por Arguedas, o la serie El innombrable, inspirada en el poema en prosa de Samuel Beckett, en 1980. En 1988, divorciado ya de Varela, se casa con Lila Yábar, con quien formó una pareja inseparable, como tristemente sabemos hoy, hasta en la muerte. En lo personal, el fallecimiento en accidente aéreo de su hijo Lorenzo, en 1996, fue un acontecimiento que lo marcó negra y profundamente.
    ref- EL PAIS

    lunes, 25 de junio de 2018

    Lynette Yiadom-Boakye



    Nacida en Londres, en 1977, de padres ghaneses, Lynette Yiadom-Boakye pinta personas imaginarias con la observación cuidadosa de alguien que mira desde afuera. Las personalidades que Lynette Yiadom-Boakye describe en sus pinturas tienen la calidad de vidas reales, una sugerencia de su lugar en una narrativa personal en desarrollo que el espectador solo puede adivinar. Esto no es sorprendente dadas las tendencias literarias de la artista: escribe manifiestos para su práctica de estudio, así como cuentos cortos de ficción que generalmente  deja sin conclusión, abiertos para que el lector los termine, al igual que sus pinturas que son una forma de comunicación a través de materiales en lugar de texto. Cada pintura es, de hecho, un ensayo sobre la naturaleza humana, una documentación de caprichos e idiosincrasias cuidadosamente observados, evidencia de una población fuerte, competente y negra. Lynette Yiadom-Boakye a menudo coloca a sus personajes negros con el atuendo de las expresiones clásicas del retrato moderno, abriendo así un diálogo complejo con la historia del arte.


     Yiadom-Boakye ha tenido, en 2010, una exposición individual 'Any Number of Preoccupations' en The Studio Museum en Harlem, Nueva York, así como exposiciones individuales en la Jack Shainma Gallery de Nueva York y Michael Stevenson Gallery en Ciudad del Cabo. Su trabajo se encuentra en muchas colecciones importantes, como CCA Andratx, Mallorca; Kunsthalle Mannheim, Mannheim, Alemania; Saatchi Collection, Londres, Reino Unido; The Studio Museum en Harlem, Nueva York y Zabludowicz Collection, Reino Unido.

    viernes, 22 de junio de 2018

    Andrea Lehmann


    Andrea Lehmann (1975) es una artista afincada  en Alemania.
    Nació en Düsseldorf. Estudió en  la Kunstakademie en Düsseldorf. Ha expuesto en Stuffed Diamonds, Anna Klinkhammer en Düsseldorf y Happy Days en el Ministerio de Cultura en Praga. 
    Tambien ha expuesto en the Rubell Family Collection, Jack Tilton y Susan Hort Collection de Nueva York, Saatchi Gallery de Londres, Mera y Don Rubell de Miami, Museum of Glass, Tacoma.. etc

    lunes, 18 de junio de 2018

    COLLEY WHISSON


    Brisbane, Australia,  1966. Creció en un entorno semirrural que le hizo apreciar la naturaleza y el aire libre. En 1985 trabajó  una breve temporada como enmarcador de cuadros que ahora mirando hacia atrás le parece una excelente introducción al mundo del arte. Su padre Eric, pintor reconocido, lo animó y guió su dirección artística.

    Colley comenzó a pintar en óleo a la edad de 20 años y realizó su primera exposición individual a los 24. Desde entonces ha tenido más de 25 exposiciones individuales y su trabajo ha sido publicado en muchos artículos de revistas y libros. Los temas de sus pinturas no se limitan a los paisajes de su Australia natal. Whisson viaja extensamente y ha pintado en los Estados Unidos, Italia, Francia, Nueva Zelanda y el Reino Unido. Además de pintar organiza talleres  en los Estados Unidos. 

    IBIRICO





    IBIRICO es un pintor, nacido en Marruecos en 1950, vivió en Tánger, ciudad mítica e internacional, hasta 1966. A partir de esa fecha se traslada a Madrid. Presume de un total de más de 150 exposiciones colectivas y 8 Individuales por todo el mundo. Su obra está representada en numerosas colecciones públicas y
     museos Ha recibido premios a su trabajo de pintura, dibujo y grabado en Cuba, España y Polonia. Desarrolla una extensa labor desde 1977 como ilustrador de libros, discos, etiquetas de vino. Alterna su trabajo de Pintor con la de poeta visual y editor de fanzine de mail-art. También disfruto de becas viajando a más de 40 países, principalmente Sudamérica. Ha trabajando en diversos talleres de pintura y grabado con numerosos artistas

    viernes, 15 de junio de 2018

    Daniel Lezama


    Daniel Lezama nace en la Ciudad de México en 1968. Estudia en  la Escuela Nacional de Artes Plasticas de la UNAM. En 2001 gana el Premio de la X Bienal Tamayo. En 2008 le hacen una exposición retrospectiva  en el Museo de la Ciudad de México, con motivo de la cual se publica una monografía a gran escala de su trabajo en Hilario Galguera Ediciones.
    En 2011 presenta “Cartas de Viaje” en la Galeria Hilario Galguera, acompañado de la publicación del libro Travelers por parte de la Editorial Jovis Art en Alemania. Hasta la fecha ha participado en más de un centenar de exhibiciones individuales y colectivas, de las que destacan “Grandes Maestros del Siglo XX” en el Museo MARCO, la “2nda Bienal de Beijing”, “El Mito de Dos Volcanes” en el Palacio de Bellas Artes, “Imperium” en el Spinnerei de Leipzig, e “Imágenes de la Patria”, en el MUNAL y el MUNE, el Pabellón de México en la Exposición Universal de Milán, y la X Bienal de Mercosul. Su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas en México y el mundo, entre las que destacan el acervo MAM del INBA, La Murderme Collection, El Museo del Barrio en NY, el Dallas Museum of Art, la Essl Sammlung y Black Coffee Foundation. Asimismo, ha incursionado en el medio artístico mexicano como líder de opinión, jurado, curador y tutor de jóvenes generaciones de artistas plásticos.

    Información-bastidores.net 

    miércoles, 13 de junio de 2018

    Roberto Montenegro


    Nacido en Guadalajara, Jalisco en 1881, el pintor y muralista Roberto Montenegro, heredó su amor al arte de su tío, quien le dió sus primeras lecciones de pintura. Contribuyó con ilustraciones y viñetas en la Revista Moderna y más tarde se mudó a la ciudad de México. Estudió en la Academia de San Carlos bajo la tutela de Julio Ruelas, Antonio Fabrés y Germán Gedovius. Vivió en Europa hast 1921, donde trabajó con importantes artistas españoles, franceses y belgas. En México, José Vasconcelos lo comisionó para realizar diversos murales en la Secretaria de Educación Pública, en la Escuela Benito Juárez, en la Librería Iberoamericana y en la Escuela Nacional de Maestros. Como escritor y crítico, junto con otros artistas contemporáneos, trató de apartar la atención del arte europeo introduciendo el arte popular mexicano al público. Su vasto conjunto de obras incluye pintura, grabado, ilustraciones de libros, viñetas y vitrales. Fue fundador de la Academia de Artes, y murió en Morelia, Michoacán en 1968.



    MUSEO BLAISTEN

    martes, 12 de junio de 2018

    Saturnino Herrán




    Nacido en Aguascalientes, el 9 de julio de 1887, Saturnino era el hijo de la francosuiza Josefa Guinchard y de José Herrán dueño de la única librería de la ciudad y profesor de Teneduría de Libros del Instituto de Ciencias del estado. Además de haber pasado su infancia entre libros y expuesto a la cultura francesa, Saturnino demostró gusto y habilidad para el dibujo y la pintura desde muy chico. En muy poco tiempo la familia se trasladó a la ciudad de México y Saturnino se inscribió en los cursos superiores de la Escuela Nacional de Bellas Artes. A la muerte de su padre se convirtió en el sostén de la familia y trabajó como telegrafista mientras que por la noche tomaba sus clases.

     Luego obtuvo una beca y pudo dedicarse por completo a la pintura. En 1903 el arquitecto Antonio Rivas Mercado fue nombrado director de la EMBA, e impuso una técnica para enseñar a dibujar basada en modelos geométricos, planos y volúmenes. Como subdirector  contrató al pintor catalán Antonio Fabrés partidario del realismo, detallista y de una meticulosidad extraordinaria. Saturnino Herrán primero fue su discípulo pero después rompió con ciertas directrices, conservando muchas de las excelencias de su técnica. Finalmente, Herrán se convirtió en uno de los pintores que mejor supo captar a la gente y personajes de México en su vivir y quehacer cotidiano. Cuando Fabrés abandonó la academia, Herrán se convirtió en alumno de Germán Gedovius, un extraordinario colorista que enseñó a Saturnino los altos secretos de la pintura y el retrato. Herrán recibió reconocimientos por obras como Labor o El Trabajo y sus pinturas Molino de vidrio y Vendedoras de ollas lo consagraron como un artista que había roto con el modernismo pictórico y había creado un nuevo lenguaje.

    A partir de 1912 Herrán ya era un maestro consumado. De este periodo es Vendedor de plátanos, La ofrenda y El jarabe. Sin embargo la obra maestra de Herrán habría sido el tríptico Nuestros dioses, un friso que había planeado para el Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes. Fue una enfermedad la que impidió la realización de la obra que llevaba varios años perfeccionando. En octubre de 1918 tuvo que ser operado y  falleció a la edad de 31 años.
    Artista único en cuanto a su expresión del mestizaje, las culturas originales y la manera de representar los rostros de su tiempo, Saturnino Herrán fue el iniciador, sin saberlo, de la gran pintura mexicana del siglo XX



    Radio México Internacional

    Germán Gedovius

    Germán Gedovius, 1867-1937

    Nació en la ciudad de México en 1867 y cuando contaba con pocos meses, su familia se trasladó a San Luis Potosí. Cuando tenía dieciséis años fue enviado a la Ciudad de México a la Academia de San Carlos, donde fue alumno de Salomé Pina y Rafael Flores. Al cumplir veinte años, y después de cuatro años de estudio en San Carlos, fue enviado por su padre a Alemania para seguir sus estudios y para recibir tratamiento médico en clínicas especializadas para la sordera que padecía de nacimiento. Su recuperación resulta exitosa, pues después de un año de esfuerzos médicos, empieza a hablar, aprendiendo el alemán. Se traslada a Munich, en cuya Academia Real aprende a dibujar al carbón y reinicia su clase de pintura. El maestro Herteri lo perfeccionó en el dibujo al natural y Wilhelm von Dior lo inició en la técnica del color. En Europa complementó su aprendizaje visitando varios museos de Europa, sobre todo en Alemania, Holanda, Bélgica, Francia e Italia. Impregnado de la influencia de la pintura barroca holandesa, pintó sus cuadros más famosos, su Autorretrato, en el cual viste de caballero flamenco, como arrancado de un cuadro de Rembrandt o Franz Hals, lo que le valió una medalla de oro en la Academia Real de Munich. Regresa a México en 1893, después de una fructífera estancia de once años en Europa, para la alegría de sus padres. Hasta el año de 1903, cuando le es adjudicada una plaza docente en la Academia de Bellas Artes, Gedovius se dio a la ardua tarea de darse a conocer en el mundo artístico mexicano, participando exitosamente en exposiciones como lo fue la Celebración de la XXIII Exposición de la Academia de San Carlos en 1898 y 1899. Su amistad con Justo Sierra en el momento de la reorganización de la Escuela Nacional de Bellas Artes fue muy oportuna, le permitió ser parte del cuerpo magisterial junto con otros pintores de la talla de Antonio Fabrés, Leandro Izaguirre y Julio Ruelas. Gedovius impartió las clases de claroscuro, colorido y composición desde de principios de la primera década del siglo XX. Entre sus alumnos se encuentran: Ángel Zárraga, Diego Rivera, Alberto Garduño y María Izquierdo entre otros. Entre sus obras más destacadas se encuentran el ya mencionado "Autorretrato" y ?La dama de la violetas?, además de "Convento del Carmen", "Sacristía de Tepotzotlán", "Amapolas" entre otras. Gedovius continuó impartiendo clases, tanto en la Academia como en un estudio particular hasta poco antes de su muerte en mayo de 1937 en la Ciudad de México.

    información-colección Blaisten

    lunes, 11 de junio de 2018

    Jurij Frey

    El artista alemán Jurij Frey vive en Böblingen cerca de Stuttgart / Alemania.

    El pintor trabaja en un estilo realista. Se inspira en las personas que viven en nuestro mundo moderno, por el contraste entre la vanidad en los negocios, la vida de la ciudad, su naturaleza y  luz.
    Pinta a las personas en su entorno habitual,  trata de captar  la rapidez del momento con luz intensa,
    Encuentra sus motivos en la ciudad donde vive. Donde los nuevos tiempos e influencias siempre reflejan la historia, la arquitectura y la vieja tradición, y algunas veces de manera muy agresiva.
    Esto fascina al pintor y le da impulsos para sus imágenes diarias

     Ha desarrollado un estilo realista  cuyos bloques de colores y contrastes de luz nos permiten descubrir toda la complejidad interior. Inspirado en un sujeto universal, el hombre y su condición, el pintor e ilustrador  procede con toques que aplica con gestos vivos e irregulares, siempre permitiendo la nebulosidad, una incertidumbre en los contornos de las formas aparecen, simbolizando la duda presente en cada uno de nosotros.