Durante los años setenta las pinturas de Lasker aludía a elementos que el artista encontraba a su alrededor: camas, mesas, televisores y otros objetos que mantenían un diálogo con las aportaciones del Pop Art a la escena artística. Artistas como Robert Rauschenberg, Jasper Johns, James Rosenquist o Roy Lichtenstein formaban parte de su horizonte y en gran medida, seguirán estando presentes en el resto de su producción hasta el presente. No obstante, desde la década de los ochenta, Lasker comienza a desarrollar un conjunto de marcas y gestos personales alejados de un referente claro. Lejos de lo narrativo, el norteamericano crea un lenguaje propio y sistematiza una metodología conceptual en base a estudios preliminares. Estos son un paso intermedio en la realización de sus cuadros y facilitan que la espontaneidad del subconsciente -la misma que ponían en juego los pintores surrealistas y los expresionistas abstractos- no se vea inhibida.
Los estudios de Lasker son obras pequeñas y articuladas en las que el artista ensaya una idea determinada. Una vez fijada la idea, en uno o varios papeles previos, pasa a ejecutarla a gran escala. En el proceso pueden cambiar las relaciones entre los elementos pictóricos, el tamaño o la situación espacial de algunos de ellos pero la idea inicial persevera. El artista se permite añadir pero no sustraer. De esta manera, la obra final es una versión de los estudios realizados con anterioridad donde Lasker ha puesto en juego su capacidad intuitiva hasta llegar a las formas finales. El artista quiere superar la aleatoriedad del expresionismo abstracto, corriente que considera agotada.
Para Lasker existen tres ejes sobre los que su producción se desarrolla: figura, fondo y línea. Estos son los tres elementos que el pintor utiliza en su proceso de deconstrucción de las tradiciones y lenguajes pictóricos.
Los trazos más geométricos, directas reminiscencias de las retículas de Piet Mondrian, cohabitan en sus lienzos junto a las pinceladas gestuales. Son habituales los fondos monocromos, los garabatos y las marcas. Las tramas compactas y superpuestas al fondo son a menudo puestas en diálogo con una capa superior de espesa pintura. El recorrido por la obra de Lasker a través de esta exposición retrospectiva permite comprender el funcionamiento de las estructuras y la organización de las familias de formas que se desenvuelven a lo largo de su producción. Tanto la sistemática metodología como la revisión de los fundamentos del expresionismo abstracto hacen de Lasker uno de los pintores de referencia a la hora de tratar la abstracción conceptual
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