domingo, 22 de junio de 2014




Rosso Medardo

 (1858-1928). Escultor italiano. Al principio fue pintor y se hizo escultor prácticamente de modo autodidacto: fue expulsado de la Academia Brera de Milán en 1883, tras muy pocos meses de estudio, cuando reclamó una formación más liberal en el desnudo y la anatomía. Llegó a París en 1884, y allí trabajó en el estudio de Dalou y conoció a Rodin; desde 1889 hizo allí la mayor parte de su trabajo. Por ello su obra tiene más afinidad con el arte francés que con el italiano, ya que como reacción frente a la tradición del Renacimiento italiano en la solidez tridimensional, Rosso aplicó a la escultura la estética impresionista de reproducir el impacto inmediato y la frescura de la visión directa en la que los efectos ambientales y las condiciones transitorias de luz rompen la identidad permanente del objeto.Dominó mejor el modelado que la talla, y empleó sutilmente su medio preferido de expresión, la cera, para exponer su punto de vista de que el ambiente hace maleable la materia: «Somos meras consecuencias de los objetos que nos rodean». Anticipó igualmente tendencias posteriores al incorporar ocasionalmente objetos reales a una obra escultórica. Sus temas incluyen retratos y figuras individuales y grupos en escenarios contemporáneos (El corredor de apuestas, 1894, MOMA, Nueva York; Conversación en un jardín, 1893, Gal. Nazionale d'Arte Contemporanea, Roma). A finales del siglo, Rosso disfrutaba de fama internacional sólo inferior a la de Rodin. Luego, después de un período de olvido, fue «redescubierto» por los futuristas, que lo asumieron y desarrollaron muchas de sus ideas. En su manifiesto de la escultura futurista (1912), Boccioni lo consideraba «el único gran escultor moderno que ha intentado abrir un campo mayor a la escultura, expresando plásticamente las influencias de un ambiente y los vínculos del entorno que lo unen al sujeto». Hoy está considerado un escultor de notable originalidad (ni siquiera Rodin desafió de manera tan decisiva las preocupaciones tradicionales de la escultura) y uno de los precursores del movimiento moderno, a causa de la importancia que otorgó a la representación directa de la experiencia visual, y por advertir que lo ordinario y lo vulgar podía tener expresión escultórica. Su producción fue bastante  escasa; hay copias de algunas de sus obras, junto con una colección de dibujos, en el Mus. Medardo Rosso, Barzio (Italia).






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