Enzo Cucchi- provincia de Ancona, 1949- es uno de los principales representantes del movimiento de la Transvanguardia italiana, junto con Sandro Chia, Francesco Clemente, Nicola de Maria y Mimmo Paladino. El grupo empezó a trabajar en un momento en que había desaparecido la obligación de optar por lo novedoso, en que el ritmo productivo de las economías había empezado a ralentizarse y el mundo se encontraba atenazado por una serie de crisis, incluida la llamada crisis del arte, que dejaron al descubierto el frenesí productivo de todos los sistemas ideológicos.
Cucchi considera que la función del arte consiste en la posibilidad de derribar esa barrera, de abrirla a la descomposición vital de otras imágenes que, como cajas chinas, son dinámicas, impredecibles e inimaginables. El artista, debido a su naturaleza, debe empezar en un paisaje de ruinas; sólo ahí puede también crear un proyecto constructivo. Cucchi es de la opinión que el arte necesita una catástrofe previa para eliminar las estructuras preexistentes y reducirlas, en la cordialidad de los descubrimientos nocivos, para posteriormente manipular los elementos de una obra que luego se mueva con libertad entre la pintura y la escultura. La fuerza creativa no puede inventar algo a partir de la nada, pero sí unir humanamente elementos que antes estaban enfrentados
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