Desde que me escribiste, en aquel día tan claro y lejano, he querido explicarte que no puedo irme de los días, ni regresar a tiempo al otro tiempo. No te he olvidado - las noches son largas y difíciles.
El agua. El barco y el muelle y la ida, que te fue haciendo tan chica, desde mis ojos, encarcelados en aquella ventana redonda que tú mirabas para guardarme en tu corazón. Todo eso está intacto. Después vinieron los días, nuevos de ti. Hoy, quisiera que mi sol te tocara. Te digo que tu niña es mi niña, los personajes títeres arreglados en su gran cuarto de vidrio, son de las dos.
Es tuyo el huipil con listones solferinos. Mías las plazas viejas de París, sobre todas ellas, la maravillosa - Des Vosges tan olvidada y tan firme. Los caracoles y la muñeca-novia, es tuya también- es decir, eres tú -. Su vestido el mismo que no quiso quitarse el día de la boda con nadie, cuando la encontramos casi dormida en el piso sucio de una calle. Mis faldas con olanes de encaje, y la blusa antigua que siempre llevaba hacen el retrato ausente, de una sola persona. Pero el color de tu piel, de tus ojos y tu pelo cambia con el viento de México. Tú también sabes que todo lo que mis ojos ven y que toco conmigo misma, desde todas las direcciones, es Diego. La caricia de las telas, el color del color, los alambres, los nervios, los lápices, las hojas, el polvo, las células, la guerra y el sol, todo lo que se vive en los minutos de los no-relojes y los no-calendarios y las no-miradas vacías, es él. Tú lo sentiste, por eso dejaste que te trajera el barco desde el Havre donde tú nunca me dijiste adiós.
La artista surrealista francesa Jacqueline Lamba apunta a un mal encuentro con el sexismo. Sus padres querían un niño y la llamaron Jacko. Se casó con el teórico del surrealismo André Breton, que deseaba una ama de casa. Fue objeto de numerosos retratos de Picasso, Man Ray, Lam, Masson... pero su propia obra, mas de 400 pinturas, creadas en la mitad de un siglo no consiguieron difusión.
No es de extrañar que Lamba terminase recluida en su estudio de París. Y no es de extrañar que una retrospectiva de su obra en el Museo Salvador Dalí en St. Petersburgo se titulase "a pesar de todo."
Lamba estaba tan empeñada en la pintura que a los 63 años, le escribió a un amigo: "Si usted oye que ya no pinto es porque he muerto." Vivió otros 20 años, hasta 1993, y a pesar de la enfermedad de Alzheimer en los últimos cinco años de su vida, siguió pintando.Ciertamente, esto sucedía en el mundo del arte como en otros campos. Krasner se casó con Jackson Pollock, ambas se conocían y las dos sufrieron un desprecio similar del mundo del arte. Lamba o Krasner no son excepciones. Pocos saben de artistas femeninas en la historia del arte del siglo 20 más allá de Mary Cassatt y Georgia O'Keeffe.
La historia está llena de historias de mujeres artistas olvidadas: desde Sofonisba Anguissola, que estudió con Miguel Ángel y Properzia di Rossi, conocida por la talla de crucifixiones. Pero esto no ha sido siempre así. El antiguo historiador romano Plinio el Viejo nombró varias mujeres artistas de su época, entre ellas Timarete, Eirene, Kalypso y Olimpia, aunque nadie las ha mencionado más.
Sin embargo, "a pesar de todo," a pesar de lo mucho que tardó Lamba para llamar la atención, a pesar de confundir su obra como surrealista, y la inadecuada vinculación con Dalí, los amantes del arte se llevarán una grata sorpresa al verla .
resumen de un artículo deUn
El pasado 20 de julio murió Jacqueline Lamba, que había contraído matrimonio con André Breton el 14 de agosto de 1934. Jacqueline Lamba era actriz de cabaré. Mostraba su bello cuerpo, como una ondina, en el interior de una. gran pecera. Con este nombre Breton la inmortalizó en L'amour fou. El encuentro entre ambos quedó también reflejado en La noche del girasol, ilustrado por Brassai.Jacqueline acompañó a Breton en su famoso viaje a Tenerife, adonde había sido invitado por Óscar Domínguez y F. Westerdahl con ocasión de la Exposición Internacional del Surrealismo, en mayo de 1935.
Jacqueline vivió con Breton años decisivos: los de la ruptura con el partido comunista, los de la amistad y también ruptura con Eluard, y los de la defensa de Trotski (1937), a quien visitó en 1938 en México...
Jacqueline participó, con cuatro objetos realizados por ella, en la famosa Exposición Surrealista de Objetos de la galería Ratton en París, ciudad en donde Breton, que pasaba por dificultades económicas, abrió su propia galería, llamada Gradiva (1937).
Durante la II Guerra Mundial, con Breton movilizado, Jacqueline y, su hija, Aube, fueron acogidas por Picasso y Dora Maaten Royan. Finalmente, y con el grueso de los artistas surrealistas, emigró a Estados Unidos. En 1940, Breton escribió, dedicado a Jacqueline, Fata Morgana. En 1942 se separaron. Un año después, André Breton conocería a Elisa Claro, de origen chileno, con quien compartió su vida hasta la muerte.
Jacqueline Lamba ha muerto aquejada de la enfermedad de Alzheimer, a una edad no revelada.-
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