JACOBA VAN HEEMSKERCK VAN BEEST (1876-1923)
Se formó inicialmente en la Real Academia de La Haya, mas tarde con el pintor Hart Nibbrig y, por último, como Picasso Munch y Matisse habían hecho, en el estudio de Eugène Carrière, en París. Fue allí donde - algo inusual para una mujer de su tiempo - ella se involucró con los últimos avances en el arte moderno. Después de este período de formación en París, fue a pasar el resto de su vida trabajando en La Haya y en Domburg, donde ella y su compañera de por vida Marie Tak van Poortvliet construyó una casa y tuvo mucho contacto con la vanguardia holandesa. En el transcurso de este período, Tak reunió una impresionante colección de arte, con obras de artistas como Piet Mondrian, Marc Franz, Fernand Léger y Wassily Kandinsky (cuyo trabajo se presentó en los Países Bajos). La evolución artística de Jacoba van Heemskerk fue muy similar a la de Mondrian: dos artistas influenciados por los movimientos en torno a 1910, el luminismo y el cubismo, trabajaron juntos en Domburg y más de una vez pintaron los mismos temas. Ambos se inspiraron en las ideas antropo-posofilosoficas de Rudolf Steiner. El resultado fue un lenguaje visual haciendo un gran uso de contrastes: colores vivos contra colares oscuros, lineas contra planos, horizontales contra verticales
Pero mientras que el enfoque artístico de Mondrian llegó a ser una austera geometría, Van Heemskerck desarrolló, como resultado de una variedad de influencias, (como la antroposofía) un estilo abierto, sin restricciones e intuitivo. A lo largo de su vida, ella buscaría - como Kandinsky - expresar la experiencia espiritual. Los temas recurrentes en su obra, por lo tanto siempre de naturaleza simbólica: los barcos de vela, los puentes y los árboles, que muestra en colores claros, brillantes y con contornos firmes. A pesar de que nunca llegó a abandonar la representación del mundo real, el estilo de Van Heemskerck fue finalmente tan abstracto que sus temas se convirtieron prácticamente en irreconocibles. Este enfoque le proporcionó un gran éxito, especialmente en Alemania, donde expuso en la galería expresionista de Berlín Der Sturm todos los años desde 1913 hasta su muerte. Van Heemskerck fue casi olvidada pero, en 1982, su reputación fue revivida debido a una exposición en el Museo Municipal. Sus vitrales fueron considerados como una gran obra. Las investigaciones han demostrado que dichos vitrales son de gran importancia para su desarrollo artístico: el uso del nuevo medio fue la culminación de su búsqueda de vincular la esencia del color a la luz. Con la ayuda financiera de la Sociedad Antroposófica en los Países Bajos y la Fundación de Iona, ha sido posible restaurar las ventanas que ella diseñó para el cuartel naval en Amsterdam. Por medio de un gran número de obras prestadas por los propietarios de los Países Bajos y en otros lugares, que constituirán el eje central de la visión futura de la gran obra de la artista.
-This information comes from the Web site of the Gemeentemuseum in The Hague
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