viernes, 12 de abril de 2013

CARMEN CALVO







La artista valenciana  (1950)  es una ‘corredora de fondo’. La calidad de su obra ha tardado varias décadas en ser reconocida como uno de los trabajos más personales del Arte Contemporáneo español. Su carrera daba comienzo en el agitado panorama artístico de los años setenta en el que la represión franquista hace que el mundo del Arte se posicione políticamente a través de grupos como Equipo Crónica y Equipo Realidad. Calvo no fue ajena a esos planteamientos sin embargo su evolución plástica trasciende los contenidos reivindicativos de la política. La obra que produce está más cercana al Arte Conceptual y al Minimal que a los lenguajes neoexpresionistas que triunfaron en la década de los ochenta.

Las técnicas que empleaba suponían una revisión de la actividad pictórica y la relevancia de ésta dentro del mundo académico. En primer lugar decide ‘pintar con barro’ material que estaba lejos de ser uno de los que se conocen como materiales nobles. Poco a poco, como un artesano, Calvo va componiendo imágenes que se contraponen a la ligereza que hace posible la pincelada y a las dos dimensiones de la pintura tradicional. Son aspectos que se enfatizaron inmediatamente en series de los años setenta y ochenta como Recopilaciones, Paisajes, Escrituras y Retratos. En ellas, sobre todo en la primera, Carmen Calvo actúa como una arqueóloga que va recopilando minuciosamente pequeños fragmentos cerámicos. La propia artista se encarga de confeccionarlos y colorearlos para proceder inmediatamente a su catalogación mediante diferentes bolsitas individuales. La coherencia del discurso de carmen Calvo es una constante en su obra desde la primera exposición individual en Valencia el año 1976 y la colectiva New Images from Spain en Nueva York hasta el reconocimiento público de la artista en los noventa.

El carácter conceptual de su trabajo a propósito de la pintura le lleva a traspasar los límites del marco de manera rotunda a partir de la década de los noventa. Introduce objetos que poco después se expanden por el espacio en forma de instalación. Tampoco rehúsa el empleo de la fotografía para sus fines plásticos.

Tres décadas de trabajo constante han tenido que transcurrir para que la poética, humor y originalidad de su obra sea reconocida a través de su participación en la Bienal de Venecia de 1997 y la retrospectiva organizada por el Museo Reina Sofía de Madrid en 2003.


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