Carl Wilhelmson fue el principal pintor de
género de principios de siglo en Suecia. Este hijo de marinero
de la costa occidental fue influido desde pequeño por la
exigencia religiosa y estricta de orden diligencia y seriedad,
que caracterizan su pintura y su temprana elección de motivos.
Después de haber estudiado en Gotemburgo y Leipzig entre
1884 y 1889, llevando paralelamente la formación y el trabajo
de aprendiz de litógrafo, viajó a París donde
pudo ganarse su sustento entre 1889 y 1897 como litógrafo,
mientras estudiaba en la Académie Julian. Pintó
en Bretaña y en Suecia.
Pescadoras regresando de la iglesia
(1899)
Wilhelmson no se sintió atraido en París
por el modernismo, y sus cuadros, que fueron bien recibidos en
el Salón, fueron sentimentales y académicos. Pero
las noticias de su éxito llegaron a su patria, y, desde
1897, fue admirado por su trabajo de maestro en la escuela de
arte de Valand, en Gotemburgo. Pudo asimilar impulsos de Gauguin
y de Seurat, y, alrededor de 1905, fue quizá el pintor
más radical de la Unión de Artistas, produciendo
lienzos claros, luminosos y vivos. La seriedad de su arte fue
también aligerada, pero su estricta educación cristiana
siguió influyendo en su obra. Desde 1910, Wilhelmson dirigió
su propia escuela de arte en Estocolmo, pasando sus veranos en
Fiskebäckskil, lugar que pintó desde una perspectiva
idílica.
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