sábado, 8 de diciembre de 2012

Julian Schnabel




Untitled (Los patos del Buen Retiro), 1991
Julian Schnabel (1951) nace en Nueva York de padre emigrante checo y madre neoyorquina. Su familia se traslada en 1965 a Brownsville (Tejas), una pequeña ciudad cercana a la frontera con Méjico. La vida de adolescente en esta ciudad cargada de violencia, armas y drogas, marca fuertemente su carácter y psicología.
Schnabel estudia en la universidad de Houston, donde obtiene en 1973 su título de "Bachelor of Fine Arts". Ese mismo año vuelve a Nueva York para seguir el "Independent Study Program" en el Museo Whitney, programa dedicado especialmente a críticos y conservadores de museos.

 En 1976 pasa varios meses en Europa, visitando Italia y la obra de Giotto, Fra Angelico y Caravaggio.
Julian Schnabel ha sido siempre considerado en Estados Unidos como un artista europeo, probablemente por su forma de reflexionar acerca del pasado y crear a partir de esa fuente. En cambio para los europeos Schnabel únicamente puede ser norteamericano, no sólo por las enormes dimensiones de la mayoría de sus trabajos, sino porque tanto en su obra como en su vida no parece tener nostalgia de nada, en la medida en que todo puede ser constantemente abordado, sin categorías temporales o jerarquías de presente y pasado.
 

Hacia finales de los años 70 Schnabel empezó a utilizar trozos de platos pegados al soporte como fondo de sus pinturas; siempre se ha escrito que esa idea de hacer un mosaico comenzó con una visita a Barcelona y a la arquitectura de Gaudí, como si las pinturas emergiesen de una colección de experiencias y memorias reunidas en ese viaje. El artista nunca ha negado la fuente de su inspiración, pero sí ha hablado de su interés en eliminar la bidimensionalidad del lienzo así como de su intención de romper la superficie de las obras. "Me gustaba la disonancia entre la luminosidad de los platos y las otras partes de la pintura". De cualquier forma, con esas obras Schnabel rompe los límites entre pintura y escultura; los cuadros de platos son parte de una estética que intenta servir de puente entre la realidad y el convencional ilusionismo de la pintura, así como entre el arte y la vida real.

 
En 1988 Schnabel realiza una exposición en el antiguo Convento del Carmen de Sevilla, construido en el siglo XIV y que, entre 1835 y 1978, sirvió de cuartel. En ésta exposición titulada "Reconocimientos" en homenaje a William Gaddis, presenta 19 trabajos sobre lona encerada: Ignatius of Loyola, Blessed Clara, Pope Pius IX, La Macule, Spinoza, Cortés, Ritu Quadrupedis, Diáspora..... Son una acumulación de impulsos, de sensaciones, de elementos sustentados por una memoria cultural y encarnados en un repertorio de palabras, gestos y materias, que se ensamblan sobre la tela sin jerarquía, ni distinción de materiales o de origen y al mismo tiempo suponen un compromiso con la pintura como una experiencia sensual y tactil.


Entre 1989 y 1991 Julian pinta tres de sus series mas bellas, sensuales y enigmáticas: Treatise on Melancholia, Las Pinturas de Nîmes y Los Patos del Buen Retiro, todas son obras enormes, en las que el artista juega constantemente con el exceso, pero siempre con una absoluta autoridad sobre la superficie, el color, la textura, la composición...hace un arte que está mas allá de los límites de la pintura, consiguiendo unir de forma extraña elementos que en principio no tienen nada en común, para lograr unas pinturas de una iconografía sorprendente y de gran efecto físico.

Las obras Ozymandias y La Voz de Antonio Molina, se inspiran en el inconsciente subjetivo del artista; se caracterizan por sus mil posibilidades, desde la imagen abstracta a la figurativa, de la idea resplandeciente al dulce espesor de la materia. Estas pinturas envuelven al espectador con sus manchas vibrantes y sus gestuales líneas, creando una imagen de plenitud visual y una superficie de una gran lujuriosidad barroca.


Los retratos han acompañado a Schnabel a lo largo de toda su trayectoria, retratos en su mayoría realizados del natural y sobre fondo de platos rotos. "Me gustaba la idea de pintar del natural, no a partir de una fotografía, el hecho de pintar del natural era en realidad lo que hacía que el cuadro fuera un cuadro y no una simple descripción de algo que yo veía".


En el año 2001 Schnabel realiza una serie de obras: Girl with no eyes,en las que por primera vez no retrata del natural, sino de un pequeño óleo que representaba a una niña con el pelo rubio y un traje azul con un gran cuello ribeteado de blanco. Julian pinta este retrato y le borra los ojos con un brochazo de inmensa violencia. El cambio de escala hace que ya no la sintamos como una niña, ni como un retrato, sino como una evocativa construcción poética.




A lo largo de toda su obra pictórica Schnabel desliza imágenes y signos míticos, religiosos y privados ligados a su historia individual, pero también a la historia del arte y de la cultura. Sus obras mantienen esa extraordinaria oscilación entre abstracción y figuración, entre all-over y delimitación del espacio, entre pasajes de pintura que son frenéticos y otros que son serenos, representando una nueva subjetividad, en la que se integran el impulso conceptual con el placer de un quehacer manual, al utilizar todos los instrumentos de expresión y todos los lenguajes posibles.

 

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