lunes, 15 de julio de 2013
FERNANDO CARBALLO
Fernando Carballo Jiménez nació en Cartago el 9 de julio de 1941 y creció en medio de una gran familia que incluía 16 hermanos, a sus padres y abuelos, todos habitando en una enorme casona cartaginesa.
Nadie imaginó que aquel joven, que en una ocasión fuera expulsado del Colegio San Luis Gonzaga, se convertiría en un referente contemporáneo de la plástica costarricense.
Luego de su salida de las aulas, su profesor de dibujo Marco Aurelio Aguilar lo recomendó para ingresar a la empresa Casa Gráfica, donde laboró por muchos años; ahí conoció sobre tintas y colores, y descubrió sus secretos, para convertirlos en maravillosas obras de arte.
En esa empresa, conoció a grandes artistas del momento, como Manuel de la Cruz González y Cristina Fournier. Después, gracias al paso por la industria publicitaria, cultivó la amistad de grandes maestros como Gonzalo Morales y Hugo Díaz, y fue éste último quien lo motivó a exponer su trabajo.
Luego pasó por la Facultad de Bellas Artes de la UCR, por invitación de su decano César Valverde. En las aulas, enseñó a noveles artistas sobre la serigrafía y el dibujo gráfico y publicitario.
En un inicio, a Carballo, se le reconoció como un dibujante de grandes dotes y fuerza expresiva. En sus primeros años, destacó su obra gráfica y esta se podría enmarcar en su periodo emocional más convulso como artista y ser humano. Su talento fue reconocido en 1978 con el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en dibujo, y en 1982, lo obtuvo en la rama de pintura.
Debido al origen de su obra, algunos lo criticaron por su paso a la pintura, aunque en la realidad Carballo no abandonó ninguna de las técnicas que le abrieron un espacio en la plástica costarricense.
Hoy, luego de sumar décadas de reconocimientos y un innegable crecimiento humano y artístico, Fernando Carballo es uno de los consagrados en la historia del arte nacional.
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