viernes, 24 de mayo de 2013

Salvador Victoria


(1928-1994) Teruel



La luz del mediterráneo es parte indispensable en la obra de un artista cuyas concepciones plásticas tienen una deuda evidente con el Luminismo, tras su paso por la Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia. Allí se forma como pintor y en ella se somete a una disciplina basada en la hegemonía del Impresionismo valenciano.

Pero la Abstracción irrumpe con fuerza en la producción de Salvador Victoria a partir de los años 50. Una memorable estancia en Paris le lleva a abrazar postulados que acabaría compartiendo con Eusebio Sempere, Lucio Muñoz, Manolo Millares y Luis Feito. Una vez más, la capital francesa marca el antes y el después en la concepción plástica de los que serían después reconocidos maestro del Arte contemporáneo.

Su vuelta a España no se produce hasta bien entrada la década de los 60, cuando se instala en Madrid y emprende una etapa caracterizada por la rígida ordenación de los elementos en el espacio. Victoria sigue interesado en la experimentación con nuevas técnicas y soportes, centrándose especialmente en la pintura al temple y el collage.

En 1972 participa en la Bienal de Venecia y también representa a España en la Bienal de Alejandría. Ya en los años 80, se integra en el Grupo Ruedo Ibérico con el que expone por todo el mundo, aunque sus exposiciones individuales ya superaban el centenar, incluyendo museos y galerías de París, Londres, Roma y prácticamente todas las grandes ciudades del mundo.

Lo mejor de la producción de Salvador Victoria se encuentra en colecciones como la del Museo Reina Sofía, el de Arte Abstracto de Cuenca o la Fundación Juan March. Sus abstracciones se han convertido en objetos de culto y su valor cotiza al alza en el mercado del Arte contemporáneo.


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