Las hermanas Castro viven enfrente de mi casa, bueno el frente de la izquierda, según se entra a la derecha. Es dificil calcular la edad de las mujeres, pero pienso que de los ochenta no bajan. Creo que todas las mujeres tenemos la "edad de merecer", pero me cuesta mucho imaginar que ellas la tuvieron. Más que delgadas estan esqueléticas, siempre llevan minifalda y zapatos de tacón. Van al super a primera hora de la mañana ya preparadas como dos flores, perfectamente maquilladas y la más bajita arrastra el carrito de la compra.
El paso del tiempo, la menopausia y esas cosas que nos acaban por destrozar ha hecho mas estragos en la Castro pequeña. Quizás los huesos se le han soldado o algo así, el caso es que ha quedado como encogida y torcida hacia la derecha.
Os cuento esta historia porque me acaba de llamar mi amiga Cris y me ha dicho que la semana pasada estuvieron a punto de violar a la Castro pequeña. Fueron las dos hermanas a un entierro, al Vigo Memorial, alguno lo conocereis, y al bajar del coche, Laura, la Castro pequeña, vio un señor con barba y pipa que, aunque llevaba un bastón, arrastraba su cuerpo con dificultad. Se acercó y le ofreció su brazo como ayuda y ante su gran sorpresa, el anciano la arrastró ansioso, la metió en la primera sala que encontró y la tiró en un sillón.
Cris, sorprendida, le preguntó ¿Te dejaste?
AH, HIJA ¿COMO LO VOY A HACER DELANTE DE UN MUERTO? Contestó la Castro
El paso del tiempo, la menopausia y esas cosas que nos acaban por destrozar ha hecho mas estragos en la Castro pequeña. Quizás los huesos se le han soldado o algo así, el caso es que ha quedado como encogida y torcida hacia la derecha.
Os cuento esta historia porque me acaba de llamar mi amiga Cris y me ha dicho que la semana pasada estuvieron a punto de violar a la Castro pequeña. Fueron las dos hermanas a un entierro, al Vigo Memorial, alguno lo conocereis, y al bajar del coche, Laura, la Castro pequeña, vio un señor con barba y pipa que, aunque llevaba un bastón, arrastraba su cuerpo con dificultad. Se acercó y le ofreció su brazo como ayuda y ante su gran sorpresa, el anciano la arrastró ansioso, la metió en la primera sala que encontró y la tiró en un sillón.
Cris, sorprendida, le preguntó ¿Te dejaste?
AH, HIJA ¿COMO LO VOY A HACER DELANTE DE UN MUERTO? Contestó la Castro
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