domingo, 27 de abril de 2008
Georges Seurat
(París 1859-1891)
Georges Pierre Seurat, pintor francés y uno de los padres del Neoimpresionismo, también conocido como Puntillismo. Perteneciente a una familia modesta, comenzó desde muy joven a dibujar bajo la dirección del escultor Lequien. Más tarde, ingresó en la escuela de bellas artes, en el taller de Lehman, cuyas teorías permanecían fieles al clasicismo de Ingres. Dotado de un espíritu positivo y de una inteligencia precoz, Seurat se interesó por las investigaciones de los teóricos de la luz, cuyos hallazgos trató de aplicar a la pintura.
Los puertos de Bretaña y Normandía, que visitaría frecuentemente a lo largo de toda su vida, inspiraron la mayoría de sus paisajes.
Participó en la fundación del Salón de los artistas independientes, donde se agruparon una seria de pintores (Paul Signac, Cross, Van Rysselberghe, Luce, Petitjean, Dubois-Pillet) que recibirán la influencia del artista, y a los que se denominaría “divisionistas”, “neimpresionistas” o “puntillistas”. Después de un período de experimentación acerca de las posibles técnicas pictóricas, Seurat se adhirió a las leyes del “contraste simultáneo”, descubiertas por Chevreul, que postulaban la exaltación de la luz mediante la utilización de las sombras, así como el contraste mutuo entre los valores contrarios. De este modo, llevando a sus límites extremos la experiencia impresionista, Seurat pintó mediante toques aislados, y, en lugar de reproducir los efectos de luz, se limitó a plasmar las formas reducidas a sus características esenciales.
Los aspectos técnicos de su obra influyeron notablemente en los fauces, mientras que sus rigurosos estudios teóricos atraerían el interés de los cubistas. En el breve período de siete años realizó sus obras más importantes: El baño (1884, galería Tate, Londres) figura como la primera creación de dicha serie.
En 1886 participó en la octava exposición de los pintores impresionistas, donde envió su obra maestra Un domingo de verano en la Grande Jatte (Instituto de arte de Chicago). Agotado por el intenso trabajo, murió a los treinta y un años, dejando muchos apuntes y dibujos. Estos últimos constituyen un aspecto muy importante de su obra.
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