jueves, 12 de junio de 2008

Sofonisba Anguissola


fue una pintora italiana, la primera mujer pintora de éxito del Renacimiento.

Sofonisba Anguissola (también escrito Anguisciola) nació en Cremona (Italia) hacia 1532. Era la mayor de siete hermanos, seis de los cuales eran niñas. Su padre Amilcare Anguissola, era miembro de la baja nobleza genovesa. Su madre, Bianca Ponzone de familia influyente, falleció cuando Sofonisba contaba entre 4 y 5 años.

Durante las 4 generaciones anteriores, la familia tuvo una estrecha conexión con la historia antigua de Cartago por lo que nombraron a su progenie en honor del gran general Anibal, llamando a su hija como la trágica protagonista cartaginesa Sofonisba.

Su padre animó a sus hijas (Sofonisba, Elena, Lucía, Europa, Minerva y Ana María) a cultivarse y perfeccionar sus talentos. Cuatro de sus hermanas también fueron pintoras, pero Sofonisba fue de lejos la que mejor lo consiguió y más renombrada. Elena se hizo monja (Sofonisba pintó un retrato de ella) y tuvo que dejar de pintar, así como Ana María y Europa lo dejaron al contraer matrimonio, mientras que Lucía, la mejor pintora de las hermanas, murió joven. La otra hermana, Minerva, se hizo escritora y latinista. Asdrúbal, hermano varón, estudió música y Latín, pero no pintaba. su aristocrático padre se aseguró de que tanto Sofonisba como sus hermanas recibieran una buena educación en la que estaban incluidas las bellas artes.

A la edad de 14 años su padre la envió, junto con su hermana Elena, a estudiar con Bernandino Campi (también nacido en Cremona), un respetado pintor de retratos y escenas religiosas de la escuela de Lombardía. Cuando éste se mudó a otra ciudad, Sofonisba continuó sus estudios con el pintor Bernardino Gatti (conocido como "El Sojaro"). El aprendizaje de Sofonisba con artistas locales sentó un precedente para que las mujeres fueran aceptadas como estudiantes de arte. No se sabe con certeza, pero probablemente continuó sus estudios junto a Gatti por 3 años. Su trabajo más importante de aquella época, es su obra "Bernardino Campi pintando Sofonisba Anguissola", fechado en 1550 y que se encuentra en la Pinacoteca Nacional de Siena.

En 1554, a la edad de 22 años, viaja a Roma, en donde conoce a Miguel Angel por mediación de otros pintores que conocían bien su obra. Este encuentro con el artista fue un gran honor para la pintora y se benefició de ser "informalmente" instruida por el gran maestro. Cuando él la pidió que pintara un niño llorando, Sofonisba dibujó "Niño mordido por un cangrejo", y cuando Miguel Angel lo vio, reconoció de inmediato el talento de ella. A partir de ese momento, el genio le daba bosquejos de su cuaderno de notas para que ella los pintara con su estilo personal y le ofreció consejo sobre los resultados. Durante al menos dos años, Sofonisba continuó este estudio "informal", recibiendo una sólida orientación del mismo Miguel Angel.

El gran historiador del arte Giorgio Vasari escribió sobre ella: "Anguissola ha mostrado su mayor aplicación y mejor gracia que cualquier otra mujer de nuestro tiempo en sus empeños por dibujar; por eso ha triunfado no sólo dibujando, coloreando y pintando de la naturaleza, y copiando excelentemente de otros, sino por ella misma que ha creado excelentes y muy bellas pinturas".

No obstante, no lo tuvo fácil, pues a pesar de que contó con coraje y apoyo, más que el resto de las mujeres de su época, su clase social no la permitía ir más allá de los límites impuestos para su sexo. No tuvo la posibilidad de estudiar anatomía o dibujar del natural (era considerado inaceptable para una señora que viera desnudos). En su lugar, buscó las posibilidades para un nuevo estilo de retratos, con personajes con poses informales. Auto-retratos y los miembros de su propia familia eran los protagonistas más frecuentes, como se puede ver en "Auto-retrato" (1954, en el Museo Kunsthistoriches en Viena), "El juego de ajedrez" (1555, Museo Narows, Poznan), en el que pinta a tres de sus hermanas: Lucía, Minerva y Europa, y el "Retrato de Amilcar, Minerva y Asdrúbal Anguissola" (1557-1558, Nivaagaards Malerisambling, Niva, Dinamarca).

Cuando ya era conocida, se desplaza a Milán, hacia 1558, en donde pintó al Duque de Alba, quien a su vez la recomendó al rey Felipe II de España. Al año siguiente, fue invitada a visitar la corte española, lo que representó un momento crucial en su carrera. Entonces tenía 27 años. En el invierno de 1559-1560 llega a Madrid para convertirse en pintora de la corte además de dama de compañía de la nueva reina Isabel de Valois, tercera esposa del rey. Enseguida se ganó la estima y confianza de la joven reina. Durante este tiempo, trabajó estrechamente con Alonso Sánchez Coello. Tan estrechamente, que inicialmente el retrato del Felipe II, en edad mediana, fue atribuido a Coello. Ha sido recientemente cuando se ha reconocido a Anguissola como la autora del mismo. Anguissola pasó los años siguientes retratando sobre todo retratos de corte oficiales, incluyendo los de la reina y otros miembros de la familia real, la hermana de Felipe II Juana, y su hijo, Don Carlos. Sus pinturas de Isabel de Valoir y de Ana de Austria, la cuarta esposa de Felipe II, son vibrantes y llenos de vida.

El gran historiador del arte Giorgio Vasari escribió sobre ella: "Anguissola ha mostrado su mayor aplicación y mejor gracia que cualquier otra mujer de nuestro tiempo en sus empeños por dibujar; por eso ha triunfado no sólo dibujando, coloreando y pintando de la naturaleza, y copiando excelentemente de otros, sino por ella misma que ha creado excelentes y muy bellas pinturas".

No obstante, no lo tuvo fácil, pues a pesar de que contó con coraje y apoyo, más que el resto de las mujeres de su época, su clase social no la permitía ir más allá de los límites impuestos para su sexo. No tuvo la posibilidad de estudiar anatomía o dibujar del natural (era considerado inaceptable para una señora que viera desnudos). En su lugar, buscó las posibilidades para un nuevo estilo de retratos, con personajes con poses informales. Auto-retratos y los miembros de su propia familia eran los protagonistas más frecuentes, como se puede ver en "Auto-retrato" (1954, en el Museo Kunsthistoriches en Viena), "El juego de ajedrez" (1555, Museo Narows, Poznan), en el que pinta a tres de sus hermanas: Lucía, Minerva y Europa, y el "Retrato de Amilcar, Minerva y Asdrúbal Anguissola" (1557-1558, Nivaagaards Malerisambling, Niva, Dinamarca).

Cuando ya era conocida, se desplaza a Milán, hacia 1558, en donde pintó al Duque de Alba, quien a su vez la recomendó al rey Felipe II de España. Al año siguiente, fue invitada a visitar la corte española, lo que representó un momento crucial en su carrera. Entonces tenía 27 años. En el invierno de 1559-1560 llega a Madrid para convertirse en pintora de la corte además de dama de compañía de la nueva reina Isabel de Valois, tercera esposa del rey. Enseguida se ganó la estima y confianza de la joven reina. Durante este tiempo, trabajó estrechamente con Alonso Sánchez Coello. Tan estrechamente, que inicialmente el retrato del Felipe II, en edad mediana, fue atribuido a Coello. Ha sido recientemente cuando se ha reconocido a Anguissola como la autora del mismo. Anguissola pasó los años siguientes retratando sobre todo retratos de corte oficiales, incluyendo los de la reina y otros miembros de la familia real, la hermana de Felipe II Juana, y su hijo, Don Carlos. Sus pinturas de Isabel de Valoir y de Ana de Austria, la cuarta esposa de Felipe II, son vibrantes y llenos de vida.

El gran historiador del arte Giorgio Vasari escribió sobre ella: "Anguissola ha mostrado su mayor aplicación y mejor gracia que cualquier otra mujer de nuestro tiempo en sus empeños por dibujar; por eso ha triunfado no sólo dibujando, coloreando y pintando de la naturaleza, y copiando excelentemente de otros, sino por ella misma que ha creado excelentes y muy bellas pinturas".

En 1570, aún continuaba soltera. Después de la muerte de Isabel de Valois, Felipe II arregla un matrimonio para Sofonisba. Al año siguiente, se casa con Don Francisco de Moncada, hijo del príncipe de Paterno, virrey de Sicilia. La ceremonia se celebra con gran pombo y ella recibió una dote por parte del rey de España. Viajaron a Italia tras el enlace, aunque volvieron a España, dejaron esta tierra para viajar a Palermo, en donde falleció su marido en 1579. Viajando hacia Cremona, conoce a Orazio Lomellino, considerablemente más joven que ella, que era el capitán del barco en el que viajaba. Se casaron en 1580 en Pisa. Orazio reconoció y apoyó su trabajo de pintora y se establecieron en Génova, en una gran casa en donde pudo tener su propio estudio y tiempo para pintar y dibujar. La fortuna personal de Orazio además de la generosa pensión que le otorgó Felipe II, la permitió pintar libremente y vivir cómodamente. Bastante famoso en aquellos momentos, Sofonisba recibió la visita de muchos de sus colegas. Varios de éstos eran más jóvenes que ella y aprendían e imitaban el estilo distintivo de Anguissola.

En 1623, la visitó el pintor flamenco Anthony Van Dyck, quien pintó varios retratos de ella a principios de 1600, e hizo bosquejos de sus visitas a Sofonisba en su cuadernos de notas. Van Dyck dijo: Aunque su vista está debilitada, se mantiene aún muy alerta mentalmente". En contra de lo que algunos biógrafos reclaman, ella nunca se llegó a quedar ciega, quizá tuvo cataratas. Murió a la edad de 93 años en Palermo en 1625. Fue internacionalmente aclamada y respetada a lo largo de su vida.

Siete años después, en lo que sería la celebración del centenario de su nacimiento, su viudo colocó una inscripción en su tumba en la que se leía, en parte: "A Sofonisba, mi mujer .... quien es recordada entre las mujeres ilustres del mundo, destacando en retratar las imágenes del hombre ... Orazio Lomellino, apenado por la pérdida de su gran amor, en 1632, dedicó este pequeño tributo a tan gran mujer"

Un total de 50 obras han sido atribuidas con seguridad a Sofonisba. Sus cuadros pueden ser vistos en las galerías en Bergamo, Budapest, Madrid (Museo del Prado), Nápoles, Siena y Florencia (Galería Uffizi).

Su obra ha tenido enorme influencia en las generaciones de artistas posteriores. Su retrato de la reina Isabel de Valois con un cibelino (piel de marta) fue el retrato más copiado en España. Algunos de estos copistas incluyen muchos de los mejores artistas del momento, como Pedro Pablo Rubens.

Es también importante para el feminismo. A pesar de vivir en una época en la que las mujeres estaban completamente ausente de las artes visuales (por imposición), el gran éxito de Anguissola abrió el camino para un gran número de mujeres para perseguir la consecución de sus carreras de artistas. Algunas sucesoras famosas a este ejemplo incluye a Lavinia Fontana, Bárbara Longhi,Fede Galizia y Artemisa Gentileshi

Sofonisba dijo en cierta ocasión: La vida está llena de sorpresas, intento capturar estos preciosos momentos con los ojos bien abiertos

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