domingo, 28 de julio de 2019
NORBERTO OLMEDO
Seria, profunda, razonada y emocionante, en su deliberada sobriedad, la pintura de este irreductible vanguardista, excelente conocedor del oficio, que goza investigando materiales, combinándolos.
Se formó en la Escuela de Artes Aplicadas Massana de Barcelona, en la que se tituló en 1986, para especializarse después en vidriera y serigrafía, y en técnicas murales en la Escola Llotça de la ciudad condal.
Comenzó a exponer, individual y colectivamente, en Barcelona, en 1986, y lo ha hecho después en casi todas las ciudades catalanas y gallegas, así como en Ibiza, Lorient, Francia, Portugal, y reiteradamente en México.
Fue becado por la Diputación de Pontevedra tres años consecutivos, a partir de 1985; recibió ayuda económica de la Xunta de Galicia en 1992 y fue seleccionado para las becas Banesto, en Madrid. Está representado en las colecciones institucionales de la Xunta de Galicia, de Castilla-León y en otras destacadas de Galicia.
En la obra de Olmedo se impone la geometría. Desde ella razona para sus composiciones, en las que el cromatismo es contrastante, con el negro como color principal. Sus polígonos, curvas, espirales, se inscriben en fondos muy trabajados, arenosos. A veces se insinúa un paisaje ideal, indeterminable, o bien sugiere el "collage", siempre desde el informalismo razonado. Sus morfologías resultan sugerentes, ricas, con elementos que recuerdan el vitral o el grabado. Se basa en una composición muy equilibrada, de manera que el resultado es sereno y dinámico a un tiempo, con primor en la mancha como despreocupada y, sin embargo, tan medida, tan trabajada. Polígonos que semejan poliedros danzan en espacios geométricos distorsionados. También es puramente abstractivo, informalista, para que la obra sea libre expresión cromática con veladuras, churretones, líneas temblorosas, cual víscera en estudio micropatológico.
afundación
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