lunes, 25 de abril de 2022

Kerry James Marshall




 Nacido en 1955 en Birmingham, Alabama, Marshall absorbió la historia desde muy joven. La era de los derechos civiles definió su infancia; después de mudarse con su familia a Los Ángeles, fue testigo de los disturbios de Watts con solo nueve años. Marshall también supo desde el principio que quería ser artista. Leyó mucho sobre historia del arte y se educó con  los maestros europeos, como Goya e Ingres, y los gigantes estadounidenses de la abstracción de mediados de siglo. Aunque Marshall quería hacer obras al mismo nivel que estos artistas blancos, no quería adaptarse a sus formas. En cambio, fijó su mirada en hacer un trabajo que, por derecho propio, tuvieran la misma fuerza.

A partir de la década de 1980, Marshall comenzó a pintar figuras que eran, literalmente, tan negras como la noche. De sujetos apenas distinguibles por sus fondos oscuros, Marshall pasó a retratar figuras de color negro azabache dentro de espacios vibrantes, como casas, parques y salones de belleza. Superpuso cada obra con símbolos de la experiencia afroamericana cotidiana y de imágenes y eventos históricos. Recordó momentos de la historia negra, desde la colonización holandesa de Sudáfrica hasta el saludo con guantes de cuero de los atletas negros durante los Juegos Olímpicos de verano de 1968. Insertó objetos de la diáspora africana (las conchas de cauri de la moneda africana, las portadas de revistas de ébano), los roció con brillo y luego entretejió pancartas de partituras de Motown. Eliminó escenarios de pinturas canónicas: el barco de esclavos de Turner, lugares de picnic impresionistas. 

Autor de una obra figurativa de relieve, el trabajo de Kerry James Marshall versa sobre la identidad-nacional, de género y, sobre todo, racial-, y responde a una investigación con el objetivo de contextualizar la experiencia afro-americana en la situación socio-política actual. Si bien evidencia el que el artista llama "vacío en el banco de imágenes", y el cuestionamiento de los sistemas de legitimación existentes, su pintura va más allá de la denuncia. Técnicamente compleja, y arriesgada en la invención de nuevas imágenes que contribuyen a llenar ese vacío, se inspira tanto en la cultura popular-el cine y, de manera especial, el cómic-como en el arte.


 


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