lunes, 11 de mayo de 2009
EDVARD MUNCH
Edvard Munch (1863-1944)
El pintor noruego Edvard Munch es considerado un precursor de la tendencia expresionista en el arte moderno. En Alemania y Europa Central Munch fue reconocido pronto como un innovador trascendental, y en el resto de Europa y el mundo entero es cada vez más apreciado. Sus obras más conocidas son las de la década de 1890, pero su producción posterior llama cada vez más la atención, y parece inspirar particularmente a los pintores actuales.
Edvard Munch pasó su infancia y adolescencia en la capital de Noruega, que por entonces se llamaba Cristianía (hoy, Oslo). La familia Munch contaba con varias prominentes personalidades artísticas y culturales, siendo digno de mención especial el conocido historiador P.A. Munch. En su juventud, Edvard Munch vivió con su familia en un barrio humilde de la capital, en condiciones materiales por debajo de su rango social. El padre era un médico castrense profundamente religioso y con ingresos modestos. Cuando Munch tenía sólo cinco años, murió su madre de tuberculosis. De la misma enfermedad moriría su hermana Sophie a los quince años de edad, en 1877. Munch estuvo enfermo con frecuencia. Enfermedad, muerte y dolor son motivos frecuentes en su obra. Después de un año en la Escuela Técnica de Arquitectura, decide ser pintor. Estudia a los viejos maestros, asiste a las clases de la Academia de Dibujo y, durante algún tiempo, corrige sus trabajos el pintor más prominente de Noruega, Christian Krogh. En dos o tres ocasiones, abandona la ciudad durante el verano para pintar en la improvisada "academia al aire libre" de Frits Thaulow, asimilando en seguida un realismo de inspiración francesa.
Realismo
Las pinceladas de Munch son cada vez más audaces, menos atadas a las convenciones del realismo. En 1885 realiza un corto viaje de estudios a París. Ese mismo año empieza la obra que abriría el camino del éxito al pintor noruego: "Niña enferma". Durante muchos meses lucha contra el motivo para hallar una expresión válida de su dolorosa vivencia personal. El resultado fue radical; la crítica, en parte, demoledora. Munch renunciaba a la perspectiva y la forma plástica, logrando una fórmula de composición casi icónica. La ruda textura de la superficie muestra todas las huellas de un laborioso proceso creador.
Amor y angustia son polos magnéticos del arte de Munch. En "Atardecer" (1888), introduce por primera vez el erótico drama triangular, de momento en forma discreta y realista. "Inger en la playa" (1989) muestra el talento del pintor para la descripción lírica de un estado de ánimo, acorde con la corriente neorromántica del arte pictórico noruego.
En el verano de 1889, Munch y su familia alquilan una casa en Åsgårdstrand, una pequeña localidad costera al sudoeste de Cristianía. Es el característico litoral de esa zona el que aparece como "leitmotiv" portador de sentido de tantas composiciones de Munch.
Los bohemios de Cristianía
En 1889 pinta el retrato de Hans Jæger, adalid del grupo de artistas "Christiania-Bohème". Las relaciones con Jæger y su círculo de anarquistas radicales serán un hito significativo en la vida del pintor y fuente de nueva inquietud y conflictos. Ahora, Munch inicia una amplia producción biográfico-literaria que reasumirá en diversas fases de su vida. Estos tempranos apuntes servirán de anuncio de varios de sus motivos principales en los años noventa. A tono con las ideas de Jæger, el pintor intenta ofrecer primeros planos verídicos de los anhelos y angustias del hombre moderno; quiere pintar su propia vida.
Los años en Francia
En el otoño de 1889 inaugura una exposición individual en Cristianía y solicita una beca del Estado. Las obras más importantes de los últimos años presentan una forma menos provocativa que "Niña enferma", y se le concede beca de viaje tres años seguidos. El pintor se traslada a París, donde es alumno de Léon Bonnat durante breve tiempo. Más significativos impulsos recibe orientándose en el ambiente artístico parisino, donde, a la sazón, triunfaba el posimpresionismo con diversos experimentos antinaturalistas: clima liberador para Munch, a quien el realismo no le satisfacía. "La cámara fotográfica no podrá competir con el pincel y la paleta", escribe, "mientras no pueda utilizarse en el cielo y en el infierno".
Poco después de su llegada a París el primer otoño, recibe la noticia de la muerte de su padre. La soledad y melancolía del cuadro "Noche" (1890) se ven a menudo con este trasfondo. El interior oscuro, con la solitaria figura junto a la ventana, queda dominado totalmente por los tonos azules: una pintura de tonalidades que pueden recordar los matices cromáticos de James McNeill Whistler. Esta obra, moderna e independiente, es también expresión de la "decadencia" propia de la última década del siglo.
En el Salón de Otoño de Cristianía, en 1891, expone Munch entre otros el cuadro "Melancolía", continuación de la temática de "Atardecer" e "Inger en la playa". En estas pinturas predominan líneas arqueadas y superficies cromáticas más homogéneas: una simplificacion y estilización del motivo emparentadas con los sintetistas galos. "Simbolismo quiere decir que la naturaleza la configura nuestro propio estado de ánimo", escribe Munch. Por aquel tiempo, hizo Munch los primeros bocetos de su famosa obra "El grito". También pinta varios cuadros en un estilo impresionista, casi puntillista, con motivos del Sena y del paseo de Karl Johan, de Cristianía.
Pero lo que a Munch le interesa es lo que se puede captar por el espíritu, no a través de los sentidos. "El grito" ha recibido con frecuencia el título de "primer cuadro expresionista" y constituye verdaderamente el más típico ejemplo de la "pintura anímica" de Munch. Su fuerza expresiva se debe en gran medida a las técnicas y efectos pictóricos empleados y se hace patente en la estridencia del colorido y la sinuosidad de las líneas. La escena en general y en especial la figura que aparece en primer plano han sido dibujadas de manera grotesca. Los colores tienen una consistencia irreal. Pintado a partir del "infierno interior" de Munch, el cuadro visualiza asimismo un aspecto de la desesperación omnipresente a finales de siglo, con sus connotaciones de angustia y sentimiento apocalíptico. La fuerza demoledora del motivo lo proyecta a nuestra época, demostrando la vigencia del tema.
Berlin
En el otoño de 1892, Munch ofrece una amplia presentación de su arte, que incluye los frutos de su estancia en Francia. Esta exposición resulta en una invitación del Círculo de Bellas Artes de Berlín, donde se expondrán las mismas obras. La exposición es un "succés de scandal". El público y los pintores de más edad interpretan el arte de Munch como una provocación anarquista y, en protesta, se clausura la exposición.
Edvard Munch ya tenía, pues, cierta fama en Berlín cuando decide quedarse en la capital alemana. Se introduce en un círculo de escritores, artistas e intelectuales, donde abundan los escandinavos. Entre los miembros de ese círculo están el escultor noruego Gustav Vigeland, el escritor danés Holger Drachman, el poeta polaco Stanislaw Przybyszewski y el alemán Julius Meier-Graefe, historiador de arte. Sin embargo, más decisivo para Munch será su encuentro con el dramaturgo sueco August Strindberg. En el círculo que frecuenta Munch se habla de filosofía de Nietzsche, simbolismo, psicología, ocultismo y la cara oculta de la sexualidad.
En diciembre de 1893 expone Munch en "Unter den Linden", mostrando una serie de cuadros que integran un ciclo que el artista llamaría más tarde "El friso de la vida": evocadores motivos como "La tormenta", "Claro de luna" y "Noche estrellada", donde se intuye el influjo de Arnold Böcklin. Otros motivos iluminan la faceta nocturna del amor, como "Rose y Amelie" y "Vampiresa". Varias obras tienen como tema la muerte; el cuadro que llama más la atención es "Muerte en la alcoba" (1893), obra donde se evidencia la deuda artística de Munch con los sintetistas y simbolistas franceses. En tonos chillones y descoloridos, el cuadro muestra una escena congelada, como el trágico final de un drama. El motivo se basa en el recuerdo de la muerte de su hermana Sophie, y toda la familia de Munch está representada. El foco dramático del cuadro se centra en la figura que representa al propio Munch. Al año siguiente, la temática de "El friso de la vida" es ampliada con los motivos de "Angustia", "Cenizas", "Madonna" y "Mujer en tres fases". Junto con otros tres historiadores, edita Stanislaw Przybyszewski, en 1894, la primera publicación sobre Munch. El lo califica de "realismo psíquico".
En Berlín de nuevo
En la primavera de 1896, Munch abandona Berlín y se instala en París. Allí vuelve a frecuentar la compañía de Strindberg y Meier-Graefe y dedica cada vez más atención a los recursos gráficos. En Berlín se había iniciado en el grabado al aguafuerte y la litografía, y ahora crea delicadas litografías de colores y sus primeros grabados en madera, en colaboración con el famoso impresor Auguste Clot. Munch también pensaba publicar una colección con el título de "El espejo", una versión gráfica de "El friso de la vida". Por su supremo dominio de los recursos técnicos y su gran originalidad artística, Munch es considerado, hoy día, como unos de los clásicos del arte del grabado. En 1896 y 1897 en Paris realizó Munch carteles para el Théâtre de L'oeuvre de Lugné-Poe, con motivo de dos representaciones de Ibsen. Le encargaron asimismo dibujar las ilustraciones de "Les Fleurs du Mal", de Baudelaire, trabajo que no llegó a terminar por muerte del editor. En 1898 de vuelta a Noruega realiza las ilustraciones de una edición de la revista alemana "Quickborn", con texto de Strindberg.
Finales de siglo
Hacia fines de siglo, Munch pinta una serie de cuadros nuevos, varios de tamaño grande, influidos, en parte, por la estética del estilo Jugend, en boga a la sazón. La tensión psicológica es manifiesta en los motivos de "La brusca roja" y "Melancolía. Laura". Una atmósfera más misteriosa y "supraindividual" tienen "Metabolismo" y "Fertilidad". El cuadro de gran formato que conocemos actualmente con el nombre de "Metabolismo" (1898) lo enmarcó Munch en madera labrada. La obra, a la que primero se conoció con el nombre de "Adán y Eva", nos revela la primacía de la idea de pecado original en el pesimismo de Munch respecto de las relaciones amorosas. Motivos tales como el de "La cruz vacía" y "Gólgota", ambos pintados en 1900, nos muestran la inclinación de Munch hacia la metafísica, resultado sin duda de sus vivencias de niño y adolescente en un ambiente familiar pietista. La intensidad de una relación amorosa que vivía Munch por este tiempo afianzó su vocación artística. La época de finales de siglo se caracteriza por ser fase de ex-perimentación constante. Aparece un nuevo estilo decorativo y más colorista, sin duda bajo la influencia del arte "naif" y en especial de Maurice Denis. Ya en 1899 pintó Munch "La danza de la vida", versión osada y personal del tema del ciclo biológico humano, en la que el artista da monumentalidad al arte decorativo.
De estos años son también una serie de cuadros paisajistas del fiordo de Cristianía, estudios de la Naturaleza decorativos y de gran sensibilidad, a los que se les ha dado "status" de obras maestras de la pintura simbolista nórdica. "Las chicas del puente", cuadro clásico y lleno de atmósfera, lo pintó en Åsgårdstrand en 1901.
Época turbulenta
Por entonces, los desgastados nervios de Munch le llevan a una estancia en el sanatorio. También vive unas turbulentas relaciones amorosas con una acomodada "bohemia" de Cristianía, que terminan en una dramática escena con revolver y todo en Åsgårdstrand, en 1902, en la que Munch se daña un dedo de la mano izquierda. Para Munch, este suceso se convierte en una obsesión, en torno al cual urde mitos paranoicos. En una serie de caricaturas burlescas, vierte su desprecio por Tulla y sus antiguos amigos de la "Christiania-Bohème". Los rasgos de Tulla aparecen también en el motivo de "La muerte de Marat" (dos versiones, ambas de 1907), que normalmente se cree representa "la lucha entre hombre y mujer a la que llaman amor".
1902 es un año señalado para la carrera artística de Munch en el Continente. Su primer mecenas importante, Max Linde, de Lübeck, acaba de editar una entusiasta publicación: "Edvard Munch y el arte del futuro". Ahora vienen unos años productivos de febril actividad expositora y encargos de retratos de personas prominentes. Los retratos de Munch, a menudo de cuerpo entero, van convirtiéndose, paulatinamente, en parte importante de su producción. Ya iniciado el siglo XX, los niños y su mundo ocupan también un lugar importante en la obra munchiana. El retrato colectivo "Los hijos del Dr. Linde" (1904) se considera una obra maestra del arte moderno del retrato.
Nerviosismo y una vida irregular acarrean crecientes problemas alcohólicos. De aquel tiempo son los monumentales retratos quiméricos de Friedrich Nietzsche. Durante visitas sucesivas a Weimar, retrató el artista también a la hermana del filósofo, Elisabeth Förster-Nietzsche. Henrik Ibsen murió en mayo de 1906 y en otoño del mismo año hizo Munch bocetos para la escenografía de la representación de Max Reinhardt de la pieza teatral "Los Dobles" en la nueva "pequeña escena" del Deutsches Theater de Berlín. Con los encargos de Max Reinhardt, Henrik Ibsen va adquiriendo un lugar cada vez más importante en la conciencia del artista. El "Autorretrato con vino" (1906) muestra una figura estática y meditabunda, sentada sola a la mesa de un café claustrofóbico, representación gráfica de corte trágico que guarda parentesco espiritual con el personaje de Osvald en el drama de Ibsen.
Algunas obras de esa época hacen que los críticos asocien a Munch con los fauvistas franceses, debido a su brutal estilo pictórico, con toscos y simplificados efectos de colorido. El grupo "Die Brücke" muestra interés por Munch, pero no consigue que participe en sus exposiciones. Motivos de esta época revelan claras señales de una orientación más extrovertida. "Hombres bañándose" (1907-08) es un homenaje a la virilidad vital. Sin embargo, los problemas de nervios y el alcohol le producen una depresión, y Munch pasa ocho meses en una clínica de Copenhague. En Noruega, entretanto, se reconoció por fin su labor artística y, mientras se hallaba internado, le fue concedida la Orden de San Olav.
El regreso a Noruega
Desde 1909, y hasta su muerte, Edvard Munch residiría en Noruega. Primero se establece en Kragerø, población costera más al sur de la capital, donde pinta entre otros cuadros varios clásicos paisajes de invierno. Tras una larga polémica, se acepta el esbozo de Munch para la decoración de la nueva aula magna de la Universidad de Cristianía. El pintor había trabajado con los bocetos durante varios años, en grandes estudios al aire libre que se había hecho construir. El tema central es "El sol": un amanecer en el fiordo, con el astro despuntando entre las rocas frente al hogar del pintor en Kragerø. La explosiva composición se puede considerar también como un símbolo de la energía desbordante y vitalizadora de la existencia. Formando pareja en el aula universitaria cuelgan "La Historia" y "Alma mater". Bajo un enorme roble hay un viejo contando a un adolescente la saga humana. Al borde del agua, se halla una mujer con un niño de pecho, mientras que unos muchachos exploran el entorno natural. Son motivos "arquetípicos", con la grandiosa monumentalidad del Renacimiento primigenio y el fresco colorido reminiscente de una pintura mural. El efecto superficial es decorativo, imbuido del lírico trazo lineal de Munch.
El pintor noruego también muestra interés por el creciente movimiento obrero en varios de los motivos de aquella época, algunos de carácter monumental. "Obreros volviendo a casa" (1913-15) es, a la vez, un estudio del movimiento y de la perspectiva: un tratamiento pictórico de fenómenos ópticos.
Aislamiento
En 1916 compra Munch la finca "Ekely", a las afueras de Cristianía (desde 1924, Oslo). Allí vive cada vez más aislado, en voluntaria reclusión, austeramente, rodeado solamente de sus cuadros. Sigue mostrando gran productividad, pero de mala gana se separa de sus "criaturas", aunque sí presta sus cuadros a varias exposiciones internacionales.
En la década de los veinte, Munch se dedica especialmente a estudios y composiciones basados en modelos. Muchas de estas obras tienen un carácter exuberante y optimista, mientras que en otras continúa explorando los temas conflictivos de fin de siglo. En el arte del grabado, su producción sigue siendo considerable; entre otras obras, pueden mencionarse varios retratos litográficos.
El Museo Munch de Oslo
A la muerte de Munch, en 1944, quedó de manifiesto que su gran colección de cuadros e ingente y desordenada cantidad de apuntes autobiográficos las heredaba la municipalidad de Oslo. El Museo de Munch, que se inauguró en 1963, alberga, pues, una colección única en el mundo de la obra del artista. Allí se conserva también material que arroja luz sobre todas y cada una de las fases por las que atravesó el genio creador de Munch.
Nasjonalgalleriet de Oslo es, por su parte, propietaria de una selección escogida de cuadros de Munch, en especial de las obras principales de su primera época. Encontramos también obras maestras del pintor en la "Billedgalleri" de Bergen.
Texto de Frank Høifødt, Museo Munch, Oslo
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