miércoles, 20 de mayo de 2020

María Antonia Dans

 Oza de los Ríos (A  Coruña), 14.IV.1922 – Madrid, 17.II.1988. Pintora.
Nació en 1922 en el pueblo coruñés de Oza de los Ríos y, en 1930, su familia se trasladó a Curtis. Los escenarios gallegos que vivió en su niñez fueron siempre protagonistas de su obra y la casa de Curtis fue, con los años, su estudio en Galicia. En 1939 la familia fija su residencia en la capital de la provincia y María Antonia acude a clases de Pintura con Dolores Díaz Baliño. En esta etapa utiliza la acuarela y en 1950 expone con Gloria del Llano en la Asociación de Artistas coruñesa y en la sala Foto Club de Vigo.

Viaja a Madrid y a la vuelta de su viaje comparte estudio con Gloria del Llano, ambas exponen en 1950 en Vigo y en 1951 en Santiago. En 1952 se casa con el escritor y periodista Vimianzo Celso Collazo Lema.
El matrimonio se instala en Madrid, donde el marido introduce a María Antonia en el ambiente artístico y literario. Frecuenta la tertulia del Café Gijón y conoce a muchos pintores y escritores, entre ellos Zabaleta, Palencia, Carmen Laforet, José Hierro o Cela, que hace la presentación de su exposición de acuarelas en 1953 en la galería madrileña Alcor. Estudia por libre en la Academia de Bellas Artes y mantiene contacto con los pintores de la Escuela de Madrid.

Su obra muestra la influencia de Benjamín Palencia, a partir de la cual desarrolla un estilo personal en el que también está presente la obra del gallego Maside, y su pintura evoca un ingenuismo intencionado con el que expresa los recuerdos y las sensaciones vividas que recrean los paisajes y los temas populares gallegos, siempre con un fuerte colorido. 
Su esfuerzo comienza a ser reconocido y en 1955 recibe una beca de Educación Nacional para ayuda de estudios. Al año siguiente, Luis Blanco Soler le encarga un mural para el hotel Wellington de Madrid, que termina poco antes del nacimiento de su hija Rosalía, y expone en la sala Carpa. Expone en la sala Miranda de Salamanca, en 1958, y en 1959 en la sala Santa Catalina del Ateneo de Madrid muestra gouaches y óleos, técnica que paulatinamente ha incorporado a su obra. Ese año, en el que se separa de su marido, recibe la beca de la Fundación Juan March, con la que viaja a Italia y al regreso visita París.
Su obra, fiel a sus temas habituales de paisajes y escenas populares, es sobradamente reconocida en la década de los sesenta, en la que fue invitada a participar en las Jornadas Literarias. Las exposiciones individuales y colectivas en esta década son innumerables; entre ellas, en 1960 participa en la Exposición de Artistas Españoles Actuales del Centro Gallego de Buenos Aires, en la de Retrato Español Actual del Círculo de Bellas Artes o en la Nacional de Bellas Artes, en la que recibe el Premio del Ayuntamiento de Oviedo, y expone en la Caja de Ahorros de Oviedo, en el Ateneo Jovellanos de Gijón, en la Sala de Relaciones Culturales de Madrid y en la Velázquez de Vigo. En 1961 participa en la Exposición de Pintura Contemporánea en Maison de la Pensée Française, de París, en el Homenaje a Zabaleta y expone en Sevilla y Santander.
En 1962 abandona el óleo y vuelve a la acuarela y, sobre todo, al gouache. Recibe una beca de la Fundación Acosta, expone en la Dirección General de Bellas Artes, en Bilbao, en Salamanca, se presenta al Certamen Nacional de Artes Plásticas, participa en la muestra Seis Pintores Españoles de la Knoll Internacional de Berlín y en la itinerante Pintura Figurativa en España. En 1963 recibe el Premio de la Villa de París con Vendedora de panes y en 1964 se le concede la beca de Relaciones Culturales y expone en la sala Santa Catalina del Ateneo de Madrid y en Alicante.
Al año siguiente presenta una serie de paisajes pintados en Lanzarote en la sala de la Editorial Nacional, en 1967 muestra su obra en la sala Lascaux de Buenos Aires, en 1968 expone en el Club Pueblo de Madrid y, a finales de los sesenta, retoma el óleo. Fiel a sus temas y con un estilo personal de transmitir lo que la rodea, la década de los setenta será, al igual que la anterior, de una frenética actividad expositiva casi imposible de enumerar.

 A modo de ejemplo cabe citar, en 1970, las exposiciones de la galería Biosca de Madrid, la Libros de Zaragoza, y su inclusión en la internacional itinerante de Pintura Figurativa Española Actual en España; las de la Caja de Ahorros de Vigo y la galería Sur de Santander, en 1971; las de la galería Huts de San Sebastián, la Décar de Bilbao y la Biosca de Madrid, en 1972; de nuevo expone en la Biosca en 1973; en la Grido de Santiago de Compostela, la Valle Ortí de Valencia y la coruñesa Ceibe, en 1974; en las galerías Woodstok de Londres y Nabega, en 1976; en la Caja de Ahorros de Vigo, la madrileña galería Biosca y la coruñesa Adro, en 1978; y en Santiago de Compostela y Ferrol en 1979.

En los ochenta modera un poco su ritmo, pero no ceja en su empeño de manifestarse activa. Muestras como la de la galería León-Art de Stuttgart de 1980, la de 1981 en la galería Sur de Santander, las de 1982 en la Sur de Santander y en la Caja de Ahorros de Vigo, las de 1983 y 1987 en la Biosca de Madrid, la de 1984 en el coruñés Kiosco Alfonso, son ejemplos de su intensa actividad pictórica, que concluye con su participación en la exposición itinerante Vangardas e silencios, en 1988, año en el que fallece. Por último, hay que resaltar su actividad como dibujante en el diario Pueblo y la de ilustradora de libros infantiles.

Real Academia de la Historia


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