viernes, 12 de junio de 2015

Victor Vasarely


El Arte Óptico, una de las tendencias abstractas de posguerra que se desarrolló principalmente en Europa, tenía una orientación científica, objetiva e interactiva. Los artistas ópticos creaban obras no figurativas con líneas, formas y colores para producir ilusiones de movimiento, espacio y luz. Esos trabajos, en su mayoría geométricos, se centraban en la percepción del observador y en las transformaciones ópticas en lugar de en un objeto concreto.
Nacido en Hungría, Victor Vasarely (1908-97) llegó a ser uno de los líderes del Arte Óptico en Europa. Abandonó los estudios de medicina a los veinte años para dedicarse al arte. Se trasladó a París, donde tuvo bastante éxito como diseñador gráfico en publicidad antes de entregarse a la pintura. A principios de la década de 1950, sus pinturas abstractas estaban llenas de grandes formas geométricas, para las que se inspiraba en baldosas, formas naturales y elementos paisajísticos; pero hacia mediados de esa década abandonó lo natural en favor de la abstracción pura, tomando como fuentes la geometría, las relaciones cromáticas, los sistemas matemáticos y la psicología de la Gestalt, la escuela de psicología que sentó los cimientos del estudio moderno de la percepción. Vasarely también es conocido por promover las ideas del Arte Cinético, que buscaba crear la sensación de movimiento a través de ilusiones ópticas en una superficie plana. Sus pinturas ofrecen juegos ópticos, y algunos son tan extremos que llegar a marear o incomodar al espectador.
Vasarely trabajó en Lacerta entre 1955 y 1979, un período en el que su estilo y sus intereses evolucionaron. Sin embargo, las cualidades ópticas de esa obra se asemejan a las de la época que comenzó en 1968: la disposición de los elementos compositivos creaba la ilusión de que las formas sobresalían del plano pictórico y parecían volúmenes tridimensionales.
Guggenheim Bilbao

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