El pintor y escultor colombiano Enrique Grau falleció el 1 de abril 2004 en Bogotá a los 83 años de edad tras una corta enfermedad pulmonar. Grau, uno de los artistas plásticos más prolíficos de Colombia, hizo estudios de pintura y artes gráficas en el Art Students League de Nueva York y de Pintura Mural en diferentes técnicas en la Escuela de Bellas Artes de San Marcos, en Florencia, Italia, entre otras.
Junto a Fernando Botero, David Manzur y el fallecido Alejandro Obregón, Grau integraba lo más destacado de la pintura y la escultura en Colombia, destacándose su comprensión de la anatomía, de las sutilezas del claroscuro, su vitalidad luminosa y su hábil manejo del contraste cromático.
En declaraciones a la radio Caracol, el pintor Manzur -gran amigo del fallecido- dijo que "Grau fue ante todo un maestro que enseñó sin egoísmos". "Fue un artista expresionista figurativo, tenía un contacto directo con la cotidianidad del ser humano, y mezclaba en su obra el humor y la trascendencia", precisó Manzur.
Para el pintor, Grau tuvo a lo largo de su obra tres posturas conceptuales ligadas a la misma tendencia: la manifestación expresionista del medio, un segundo momento que prescinde de la figuración y se acerca a la abstracción, y un tercero en que vuelve a la figuración.
Su última serie de 22 obras entre óleos, dibujos a lápiz y carboncillo, y cuatro piezas tridimensionales, muestra una sociedad en conflicto y expresa una denuncia contra la violencia, que alude más a las víctimas que a los verdugos. Sobre dicha obra, Grau decía que "la vida humana es sagrada".
El maestro Grau fue velado en la sede del Congreso de la República, y luego llevado al puerto caribeño de Cartagena, en donde vivió durante toda su vida y a la que consideraba la ciudad de sus entrañas, a pesar de haber nacido en Panamá. El presidente Álvaro Uribe ofreció un breve homenaje a Grau en el colonial teatro Heredia. El presidente invitó a las autoridades del departamento de Bolívar y su capital, Cartagena, a que junto al Gobierno central unan "voluntades para cumplir el doble deseo del maestro: tener ese gran museo y convertirlo en un sitio de concurrencia de toda la patria".
Grau anunció a mediados de 2003 que donaba sus colecciones privadas de arte y arqueología, además de su biblioteca, para un museo en esta ciudad. Unas 350 piezas, incluidas de creación propia, y más de 4.000 libros conforman el legado del pintor y escultor. El claustro de la Merced, edificación colonial propiedad de la Universidad de Cartagena, había sido señalado por el artista como el edificio más adecuado para la nueva entidad cultural.
Información, EL PAIS
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