miércoles, 23 de junio de 2021

ROMÁN RIBERA





 ( Barcelona, 13 de diciembre de 1848 - 29 de mayo de 1935 )

Su formación artística la llevó a cabo en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal. En 1873, atraído por el gran ambiente de los jóvenes artistas españoles en Roma, se traslada a la capital de Italia, para ampliar estudios en la Academia Chigi y en el Círculo internacional de Bellas Artes. Allí conoció a Mariano Fortuny, cuya influencia será decisiva en su técnica, que desde un realismo ciertamente conservador evoluciona hacia el impresionismo suelto, de mancha nerviosa, en un afán de captar el movimiento, que será la característica de su obra más destacable.

En Roma permaneció tres años, pintando sobre todo escenas de género. Estos cuadros los lleva a París y los presenta en la Exposición Universal de 1878, y obtiene un considerable éxito. Uno de ellos, titulado "Un bebedor flamenco", lo envió a la Nacional de Bellas Artes de Madrid, en 1881.

Su fama, considerablemente extendida, le proporciona galardones como la Cruz de Isabel la Católica. En 1880 regresa a Cataluña y expone reiteradamente en la Sala Parés, de gran tradición en la ciudad condal, y en la Sala Bosch de Madrid. En la citada galería barcelonesa es firma en permanencia hasta su fallecimiento, según historia Joan A. Maragall en su documentadísima obra sobre ella.

Fue también un excelente retratista, sobre todo de modelos femeninos, a los que imprimió una gracia viva y dinámica de considerable atractivo. Es, sin duda, uno de los artistas más definidores de los años finiseculares y primer cuarto de la centuria que ya finaliza.

El Museo de Barcelona guarda obras de Ribera Cirera muy populares, como "El amanecer' o "Epílogo de un baile”. Sobre todo, "El viejo sacristán", con una ambientación en tierras, rosas y carmines de exquisita calidad y mancha digna de los buenos momentos de su contemporáneo José Benlliure, con quien tiene considerables semejanzas.

Hoy, el coleccionismo de pintura decimonónica busca la obra de Ribera Cirera como la de uno de los maestros de su tiempo. Porque, sin duda, fue un gran pintor, aunque haya estado un tanto olvidado en el segundo tercio del siglo XX.


Afundación

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