martes, 8 de julio de 2008

TORRES GARCIA








Pintor uruguayo, abstracto, que contribuyó decisivamente a la difusión del constructivismo en Latinoamérica, con su teoría del universalismo constructivo (1944). Nació en Montevideo en 1874. Hijo de padre catalán y madre uruguaya ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona en 1892, tras el regreso de su familia a España. Aquí se vio muy influenciado por el movimiento modernista catalán, con el que siempre se identificó, e inició su amistad con Pablo Picasso y Antoni Gaudí, con quien colaboró en la realización de las vidrieras del templo de la Sagrada Familia en Barcelona (1903-1907). Durante los veintinueve años que vivió en la ciudad, llevó a cabo varias obras en edificios públicos y privados (ayuntamiento, diputación, iglesias de San Agustín y San Jorge), También trabajó con Gaudí en la restauración de la catedral de Palma de Mallorca, donde realizó unas vidrieras con diseño geométrico y colores planos, que producen en el interior una iluminación singular. En 1910 se traslada a Bruselas para decorar el pabellón uruguayo de la Exposición Internacional (dos murales sobre la agricultura y ganadería uruguayas) y con motivo de este viaje visita también París, Florencia y Roma. En 1913 publica Notes sobre Art, con el que se inicia en la teoría artística y realiza el fresco La Catalunya ideal. En 1919 viaja a Nueva York, y tres años más tarde a Italia y Francia fijando su residencia en París, en 1926. Aquí toma contacto con Mondrian, Van Doesburg y Seuphor. Con éste funda en 1930 la revista y el grupo Cercle et Carré , promotor de la primera exposición de arte constructivista y abstracto. En 1932 abandona París y se instala en Madrid, donde conoce a Lorca y crea un grupo de artistas constructivos. Tras su regreso a Montevideo en 1934, funda la Asociación de Arte Constructivo y más tarde el Taller Torres García . Su teoría sobre el constructivismo fue difundida a través de la revista Cercle et Carré y de su libro Universalismo constructivo, publicado en 1944, ese mismo año le fue concedido el Premio Nacional de Pintura. De su obra cabe resaltar además, Ritmos curvos en blanco y negro (1937), Arte constructivo (1942) y siete murales de 1944 (Locomotora blanca, El sol, El tranvía). Tras su muerte en 1949 se organizaron diversas muestras de su obra en Europa y América, su influencia fue muy importante para el desarrollo de la plástica uruguaya.

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