sábado, 11 de octubre de 2008

FELIX GONZALEZ TORRES




perfect lovers

Felix González-Torres nació en 1957 en Cuba y falleció en 1996, víctima del SIDA. La mayor parte de su vida y obra transcurrió en la ciudad de Nueva York, como la de muchos cubanos exiliados. Conservo una obra de él que se titula -o más bien no se titula- Untitled (aparition), de 1991, y es uno de los múltiples juegos del cubano en los que criticaba el discurso de la obra de arte como objeto único, la museografía y el distanciamiento con el espectador. Colocaba en la galería pilas de impresiones en serie, con la intención de que la gente llevara consigo una -o varias- de ellas a casa, generando un proceso de "adueñamiento" colectivo de la obra. Estas impresiones contenían desde una foto de nubes -como en el caso de Untitled (Aparition) - hasta fotografías y reseñas de gente asesinada por arma de fuego durante una semana en E.U. (Death by gun, 1990) o imágenes de la atrofiación de los cuerpos en las víticmas del SIDA (El joven amante, 1990).

Esto demuestra la motivación en el trabajo de González-Torres: 'dar', en sus palabras, 'información y significado nuevamente a la gente'. En cuestión están nociones de cambio y renovación, la idea de que los significados no son estáticos sino que cambian de acuerdo a quién somos y dónde estamos en determinado momento…la absurdidad de las certezas".


En esta misma tónica también se inscriben las pilas o áreas llenas de pequeños dulces, velas, galletas o caramelos (Untitled -Placebo- de 1993 ó Untitled -Fortune cookie corner- de 1990) con la misma intención de que el público vaya tomando uno de ellos, a la par de que por su color, contenido o decoración generaban críticas e ironías respecto a la política estadounidense. Pero Ureña aclara: "su significado se transforma cuando abandonan los museos y galerías y pasan a formar parte del público. El artista esta interesado en lo pasajero". Ubica también otras obras de González Torres como en el caso de sus cordones llenos de ampolletas o de luces:

Cada cordón de luces puede tomar diferentes formas dependiendo de la configuración de la galería o los deseos del propietario del trabajo. Esta democratización es un ejemplo más del intento del artista por eliminar las asociaciones de áura y selección asociadas con el arte privilegiado. Con sus trabajos de luces González-Torres trata de provocar algunas de las cualidades espirituales y sensaciones transitorias de la luz. Los cordones de luces evocan los mismos sentimientos que en sus fotografías, letreros, y plataformas de teatros, todos son como la utilería de una obra de estreno".

Sin embargo, una de las obras que más me han conmovido de González-Torres es Untitled de 1991, surgida según indica la anécdota, después de que falleciera la páreja de Félix (quien era abiertamente homosexual). Es la fotografía de una cama recién abandonada, que amplió para colocarla en diversos espectaculares publicitarios de la ciudad, sin algun letrero o alguna indicación.

Félix González-Torres asegura que ya no hay espacio privado, convenio colectivo y decisiones propias. Por el hecho de concentrarse en las implicaciones públicas que tienen las acciones del individuo, González-Torres complica las distinciones convencionales entre estas dos regiones. El artista cambia el énfasis de la fotografía, de contenido a contexto. A través de su reiteración, lo que pasa a ser distintivo no es la imagen, sino que sus alrededores. La ausencia persigue el trabajo de González-Torres en muchas formas. No hay idioma, sí mbolo o etiqueta. Una cama vacía nos invita a todos a co-habitar sin importar quienes somos -homosexual o heterosexual, hombre o mujer, blanco o negro. Se ha establecido un terreno neutral. Al mismo tiempo este tipo de arte nos recuerda que ninguna obra de arte, ninguna imagen, significa lo mismo para todos. Durante el período de nacimiento y muerte, la cama es el lugar donde podemos descansar. Y en la ciudad de Nueva York, con su enorme población de gente sin casa, la imagen de la cama nos recuerda de algo que se ha perdido. Lo que importa es la idea de transición, del museo a la calle, de lo personal (la pérdida de un ser querido) a lo político (la pérdida de privacidad) de lo privado a lo público, y otra vez. En cuestión están nociones de cambio y renovación, la idea de que los significados no son estáticos sino que cambian de acuerdo a quienes somos y donde estamos en cierto determinado momento. El cree que el espectador debiera de contribuir con cincuenta por ciento del trabajo. El trabajo de González-Torres insinúa que la individualidad sólo importa cuando se reúne con otras, intercambiando individualidad por identidad colectiva".

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