jueves, 7 de octubre de 2021

Modesto Brocos Gómez

 



 Santiago de Compostela (a Coruña), 1852 – Río de Janeiro (Brasil), 1936. Pintor y grabador.

Hermano del escultor Isidoro Brocos y perteneciente a una familia de artistas compostelanos, Modesto Brocos inicia su carrera en la Real Sociedad Económica de Amigos del País (Santiago) como discípulo de Cancela del Río. En 1871 se traslada a Buenos Aires, donde publica grabados en diversas revistas, como Los Anales de la Agricultura de la República Argentina. 

Entre 1874 y 1877 es alumno libre en la Academia Imperial de Bellas Artes de Río de Janeiro, como discípulo de Víctor Meirelles y Zeferino da Costa, al tiempo que publica grabados en el periódico O Mequetrefe. A continuación completa su formación de grabador en París, donde permanece dos años frecuentando la École National Superiéure des Beaux-Arts como discípulo de Heber y asistiendo al taller de grabado de H. Lerkmann. De regreso en España, estudia en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y en el taller de Federico de Madrazo.

Entre 1879 y 1881 colabora como grabador en la Ilustración Gallega y Asturiana, dirigida por Manuel Murguía. En 1883, gracias a haber ganado con Rebeca dando de beber a Eliécer la beca convocada por la Diputación de La Coruña, se traslada a Roma, ciudad en la que residirá durante cuatro años y donde trabará amistad con lo más granado de la colonia artística española —Pradilla, Querol y Benlliure—, así como con Rodolpho y Enrique Bernardelli, que luego serán sus valedores en Brasil, al tiempo que asiste a la Academia Ghigi y al Círcolo Internazionale. Desde Roma envía en 1884 a la Exposición Nacional de Madrid Las cuatro estaciones y una copia de La Justicia de Rafael, y al Salón de París de 1885 un Autorretrato (obras todas ellas que actualmente pertenecen a la colección de la Diputación de La Coruña).

De vuelta en Santiago consigue por oposición la cátedra de Pintura y Dibujo de la Real Sociedad Económica y envía a la Exposición Nacional La defensa de Lugo, obra con la que concurrirá al Salón parisino del año siguiente.

Sin embargo, Brocos permanecerá poco tiempo en la capital gallega, ya que en 1890 emigra nuevamente a Río de Janeiro, ciudad en la que se establecerá el resto de su vida, exceptuando el trienio de 1897 y 1900 que pasa entre Roma y Santiago pintando su gigantesco Las tradiciones del Apóstol (sacristía de la catedral compostelana), obra rechazada en el Salón de París y expuesta en la Nacional de Madrid en la sección de Artes Decorativas.


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