sábado, 16 de agosto de 2008

ANTONIO LOPEZ





Antonio López García nació en 1936 en Tomelloso, Ciudad Real. Sus padres eran labradores acomodados y él, era el mayor de cuatro hermanos. No continuó con el oficio familiar, ya que desde joven demostró un gran talento con el dibujo, por lo que su tío Antonio López Torres, un pintor local de paisajes, le animó a dedicarse a la pintura.

Su primera formación la recibió de su tío y en 1949 se instala en Madrid para preparar el ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Allí estudia pintura entre 1950 y 1955, coincidiendo con diversos artistas con quienes conformó un grupo realista.

Al acabar sus estudios viaja a Italia becado por el Ministerio de Educación Nacional.

Su actividad transcurre entre Tomelloso y Madrid hasta el año 1960. En 1961 se casa con María Moreno, también pintora, y tienen dos hijas, María y Carmen. Entre 1964 y 1969 imparte sus enseñanzas como profesor encargado de la Cátedra de Preparatorio de Colorido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

En sus primeras obras se observa cierta influencia del quattrocento italiano, como se puede observar en la rotunda definición de los volúmenes de Josefina leyendo (1953).
Su interés por la solidez plástica y por las composiciones precisas hace que se sienta atraído por Cézanne y por el cubismo en temas relacionados con su entorno familiar en Tomelloso. Por ejemplo, Mujeres mirando los aviones (1954).


La obra de Salvador Dalí ejerció en él una destacada influencia, tomando el gusto acusado por la realidad y el predominio del dibujo sobre la pintura. A partir de 1957, su obra presentará cierto aire surrealista. Las figuras y objetos que aparecen en sus cuadros flotan en el espacio, son imágenes sacadas de contexto que se relacionan de forma conflictiva.

Trabaja en esta línea fantástica hasta 1964, un ejemplo es Atocha, finalizada ese mismo año.

Pero desde 1960, cada vez son menos los cuadros en los que se recurre a esos mecanismos, mostrando mayor interés por la fidelidad en la representación. Siente predilección por los temas cercanos, las escenas caseras, las imágenes de su familia, de su mujer y sus dos hijas. Los objetos y los acontecimientos de la vida cotidiana serán los protagonistas de sus cuadros y los tratará con un enorme detallismo fotográfico. En su producción también abundan las vistas madrileñas y los elementos sacados de la propia naturaleza.

Algunos ejemplos son Los novios, Taza de water y ventana, Cuarto de baño, Membrillos y granados, Madrid desde Torres Blancas o La Gran Vía.

Otras obras son Antonio y Carmen, Carmencita de comunión, Mari en Embajadores, La parra, La alacena, Casa de Antonio López Torres, Cuarto en Tomelloso, El jardín de atrás, Calle de Santa Rita, Madrid desde el Cerro del tío Pió, Madrid Sur y El campo del Moro.

Pinta con gran lentitud, de forma meditada, buscando la esencia del objeto representado. Sus cuadros se desarrollan a lo largo varios años, retocándolos en infinidad de ocasiones hasta que los considera definitivamente acabados.

Antonio López expresa así su forma de pintar: "Una obra nunca se acaba, sino que se llega al límite de las propias posibilidades" o "Cuando estás pintando por ejemplo una calle, lo que estás viendo es tan extraordinariamente impresionante que a mí, desde luego, me cuesta muchísimo trasladar una parte de aquello. Eso es lo que me hace tardar tanto. Yo no puedo resolver todo ese espectáculo con rapidez"

Su creación abarca desde lo pictórico hasta lo escultórico. Sus esculturas son de gran verismo, como Hombre y mujer.

Antonio López es uno de los representantes del realismo contemporáneo español. Su obra se caracteriza por un sentido investigador de la realidad y está considerado como el padre de la escuela hiperrealista madrileña. Su estilo ha influido en numerosos artistas como Toral o Villaseñor.

En el año 1985 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias y en enero de 1993 es nombrado miembro de la Real Academia de San Fernando.

El director de cine Víctor Erice filmó en 1992 El sol del membrillo, en el que se recoge el proceso creativo del artista mientras pinta un membrillero del patio de su casa.

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