martes, 1 de septiembre de 2009
Avigdor Arikha
Samuel Beckett definió la obra del pintor israelí Avigdor Arikha (Bukovina, Rumania, 1929) como una heroicidad en soledad. Y es cierto que su vida y su obra se han asomado muchas veces al filo. En tres ocasiones ha bordeado la muerte, según confiesa este singular artista que desde muy joven estuvo bien considerado por la crítica y los coleccionistas. Dos se debieron a motivos de salud. La otra, la verdadermente importante, no tuvo nada de físico. Sucedió en la mañana del 10 de marzo de 1965. Arikha se levantó aquel día con la profunda sensación de que había muerto como pintor abstracto, de que a partir de ese momento sólo valía la pena pintar del natural. Ni de memoria ni a partir de fotografías. Sólo lo que tuviera delante y mientras estuviera ante sus ojos. Durante una hora o un día. Empezar y acabar.
ref. EL PAIS.COM
Avigdor Arikha (n. el 28 de abril de 1929) es un pintor, grabador e historiador del arte franco-israelí.
Arikha nació en el seno de una familia judía germanohablante en Rădăuţi, cerca de Czernowitz, en lo que entonces se llamaba Bukovina y hoy forma parte de Rumanía. Su familia fue deportada en 1941 a un campo de concentración de Ucrania occidental; allí falleció su padre. Arikha logró sobrevivir gracias a los dibujos que hacía de su experiencia del destierro, los cuales fueron mostrados a los delegados de la Cruz Roja. Debido a esto, su hermana y él mismo fueron liberados y trasladados a Palestina en 1944. Entre 1944 y 1948, vivió en el kibutz Ma'aleh Hahamishah. Fue herido de gravedad en la Guerra árabe-israelí de 1948. De 1946 a 1949, asistió a la Bezalel School of Arts and Crafts de Jerusalén, donde aprendió los métodos de la Bauhaus. En 1949, obtuvo una beca para estudiar en la École des Beaux-Arts de París; allí aprendió la técnica del fresco. Desde 1954, Arikha reside en dicha ciudad.
A finales de los 50, Arikha evolucionó a la pintura abstracta, aunque finalmente acabó desechándola como un callejón sin salida. En 1965 dejó de pintar y empezó a dibujar, sólo del natural. Continuó de esta suerte, pintando y grabando, durante ocho años, hasta 1973, en que sintió la necesidad de reencontrarse con la pintura. Desde entonces, pinta directamente el objeto, sin dibujo previo. Desarrolla sus obras en pastel, tinta o grabado en una sola sesión. Es notable por sus retratos, desnudos, naturalezas muertas y paisajes, a los que logra dotar de gran realismo y espontaneidad, aunque no deja de traslucirse su pasada experiencia abstracta, según el modelo, por ejemplo, de Pieter Mondrian. Arikha ha ilustrado igualmente algunos de los textos de Samuel Beckett, con quien mantuvo una estrecha amistad hasta la muerte del escritor
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