domingo, 8 de julio de 2012

Antonio Seguí

2004
Tango, escultura en acero pintado, Château de Gages, rue de Silly, Brugelette, Bélgica.



 
1999

La Mujer Urbana, escultura en acero pintado, Nudo Vial 14, Córdoba, Argentina.
Los Niños Urbanos, escultura en acero pintado, Parque del Aeropuerto, Córdoba, Argentina.






  Antonio Seguí (Córdoba, 11 de enero de 1934). Pintor, escultor e ilustrador argentino, en muchas ocasiones conocido por el apodo "El Gallego Seguí".



Antonio Seguí nació en la importante ciudad argentina de Córdoba, siendo el mayor de cuatro hermanos de una familia de clase media. Desde pequeño mostró su vocación artística: en la escuela primaria su materia preferida era la de dibujo. Desde su adolescencia realizó sus estudios sistemáticos en varias academias de su ciudad natal, aunque ha considerado a Ernesto Farina (1912-1989) como el más importante de sus maestros.
A los 17 años, ayudado por su abuela materna, emprendió su primer viaje a Europa, por lo que pudo asistir como alumno libre a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y a la École nationale supérieure des beaux-arts de París. Al visitar los museos europeos pudo recibir directamente los influjos de Goya, Daumier y Gutiérrez Solana entre otros.
En 1954 retornó a Córdoba y trabajó en la redacción del diario Orientación especializado en artículos policiales y judiciales. En ese mismo año inició la carrera de abogacía a la que sin embargo abandonó en 1955.
En 1957 realizó su primera exposición individual en la galería de arte cordobesa Paideia.

Hombre Urbano parte de la saga Familia Urbana en la ciudad de Córdoba, Argentina.
En 1958 comenzó un peregrinaje usando un viejo automóvil todoterreno por América Latina; es así que en ese mismo año conoció a la bailarina argentina nacida en la ciudad de Córdoba Graciela Martínez, hija de don Raúl V. Martínez y doña Fausta Martinoli; con la que contrajo matrimonio. Luego de casados viajan a México entre 1958 y 1960, en México cultivó la amistad con Siqueiros y realizó muestras, el actor estadounidense Edward G. Robinson le visitó en su taller y adquirió varias de sus obras, organizando con estas una muestra en San Francisco California.
Hacia esos años se dedica a la ilustración de revistas.


En 1960 retornó con su esposa y el hijo de ambos -Octavio- a la ciudad de Córdoba, luego se establecieron en Buenos Aires hasta que en 1963 el gobierno francés le concedió una beca a Graciela Martínez y él logró ser invitado a la Bienal de Pintura Joven organizada por el Museo de Arte Moderno de París. En 1972 se divorció de Graciela Martínez y se casó con Mónica Mórtola con quien tuvo tres hijos: Simbad, Venice y May. En 1964 estableció su atelier en el suburbio parisino de Arcueil. En 1967 recibió el primer premio del Museo de Łódź (Polonia) y el Gran Premio Latinoamericano en San Juan de Puerto Rico, así como el Gran Premio de Artes Plásticas del Instituto Di Tella de Buenos Aires.
A fines de 1982 -aún viviendo con su familia en París- comenzó, con la ayuda de su hermana arquitecta Ana María, a refaccionar su casa en la localidad cordobesa de Saldán (suburbio residencial al noroeste de la ciudad de Córdoba). En los 1980 colaboró en la creación del Centro de Arte Contemporáneo en el Chateau Carreras (Córdoba, Argentina). En 1991 realizó una retrospectiva en la sede Buenos Aires del Museo Nacional de Bellas Artes. En noviembre de 2011 se inauguró un mural permanente obra de Antonio Seguí en la estación Independencia de la Línea E de subterráneos (metro) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 
Antonio_segui_algunos_sin_trabajo
  En los inicios de su carrera ha sido influenciado por artistas como Georg Grosz u Otto Dix, practicando así una figuración expresionista en donde prevalece la ironía.
Poco a poco, su figuración ha evolucionado hacia el absurdo construyendo una especie de teatro en cuya escena está el ser humano en movimiento buscando su lugar en el mundo. La caricatura y el humor suplantan a la angustia existencial. Intenta de este modo orquestar a su modo los giros y las locuras de una comedia humana, irónica, falsamente naïve e inquietante.
Algunas de las primeras pinturas de Antonio Seguí se pueden adscribir al informalismo e incluso al surrealismo; en todo caso, como su compatriota Antonio Berni, Seguí suele expresar en sus obras una perspectiva crítica de la sociedad, aunque en Seguí tal perspectiva toma visos más satíricos y humorísticos, en muchos momentos sus pinturas recuerdan a la historietas en las que participan personajes grotescos supervivientes dentro de un encuadre urbano, entre 1964-1967 aprovecha la colorida y "alegre" estética del arte pop para "caricariturizar" al comic estadounidense, en esa época coincide en cierto grado con el neofigurativismo que también engloba a Rómulo Macció y a Carlos Alonso. En los 1970, especialmente desde 1974, utiliza la carbonilla y su paleta se vuelve sombría, con un dejo luctuoso y lleno de nostalgia. En los 1990 si bien logra superar en gran medida lo luctuoso, evoluciona aún más hacia una suerte de expresionismo que recuerda al de la Nueva Objetividad, sin embargo Seguí es versátil y entre sus trabajos se encuentran logrados cuadros hiperrealistas como Elefante con fondo claro, en esa década realiza el ciclo escultórico Familia Urbana en su natal ciudad de Córdoba argentina.

 

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