Richard Bergh fue hijo del prominente pintor
paisajista Edvard Bergh y creció en un hogar con un interés
activo por ocupaciones intelectuales y artísticas. Después
de cuatro años de estudio en la Real Academia de Bellas
Artes de Suecia, en Estocolmo, siguió su formación
en Paris en 1881. Pasó la mayor parte de aquella década
en Francia; los inviernos, en París, donde estudió
en la Académie Colarossi y en el estudio de J.-P Laruens;
y los veranos, en Normandía, Bretaña y grèz-sur-Loing.
En 1883 se estrenó en el Salón de París,
y, en 1885, desempeñó la función de comisionado
para la exposición De los bancos del Sena (junto con Ernst
Josephson). En 1889, Bergh estuvo encargado del pabellón
de Suecia en la Exposición Universal de París. Después
de regresar a Suecia, Bergh sólo volvió al extranjero
unas pocas veces más. De 1893 a 1896, vivió en la
costa occidental sueca, donde fundó la Escuela de Varbeg
junto con sus amigos Karl
Nordström y Nils Kreuger.
Eva Bonnier (1889)
Richard Bergh fue uno de los pioneros del arte
sueco en las dos últimas décadas del siglo XIX.
En los años ochenta, adoptó los ideales del naturalismo
y del paisajismo, desarrollando un estilo de retratos caracterizado
por descripciones penetrantes y empáticas. En la década
final de siglo, fue uno de los líderes del movimiento sueco
del romanticismo nacional. Fue influido en aquella época
por el simbolismo francés y expresó el mundo de
la imaginación y de la fantasía en el arte. Como
uno de los artistas radicales de Suecia, Bergh desempeñó
un papel dirigente en la política sobre el arte. Fue uno
de los Oponentes, que se rebelaron contra la Academia y el Museo
Nacional de Bellas Artes en 1885, y, al año siguiente,
fue el primer secretario de la recientemente fundada Unión
de Artistas. Durante toda su vida hizo comentarios agudos en la
prensa sobre la política relativa al arte. En 1915 fue
nombrado conservador jefe del Museo Nacional de Bellas Artes,
que transformó en una institución moderna y dinámica.
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