jueves, 20 de junio de 2013

NATHAN OLIVEIRA




Oliveira (1928-2010)- surgió como artista en el entorno creativo que hizo de San Francisco un imán para poetas, músicos de jazz y pintores de la década de  1940 y principios de 1950. Casi por defecto se le asigna a la escuela figurativa del área de la bahía, un grupo de pintores cuyos miembros habían asimilado las lecciones del expresionismo abstracto pero que volvieron a la figura humana y al paisaje en sus lienzos.  Sin embargo, su obra se resiste a una clara clasificación.


 Como su grupo de compañeros mayores, sobre todo David Park, Elmer Bischoff y Richard Diebenkorn, Oliveira empleó una gran valentía en su estilo de pintura. Sus figuras y paisajes abstractos reflejan, sin embargo, una afinidad con las visión más oscura de artistas europeos como Oskar kokoschka y Edvard Munch, o de artistas más contemporáneos como Alberto Giacometti y Francis Bacon, que compartían su sentido de los conflictos humanos y la angustia existencial

Particularmente influenciado por el pintor Max Beckmann, con quien estudió durante un breve periodo de tiempo  "Había un poder que emanaba de su pintura que era mucho más potente que lo que yo estaba reconociendo en la mayoría de las cosas que veía, y yo quería eso", dijo Oliveira en una entrevista de 1992.  "Eso tiene sentido para mi, esa es la influencia"


Los lienzos de Oliveira, con sus solitarias y delgadas figuras suspendidas en una atmósfera espesa, compartían el color vivo de sus compañeros, los artistas de la zona de Bay, pero su objetivo era mostrar el lado más oscuro del drama humano, creando  pinturas sin reflejo solar, un mundo hedonista de los paisajes de Diebenkorn

Sus sombrías litografías y monotivos, generalmente en Blanco y negro y fuertemente influenciadas por Goya, transmiten una sensación de drama y lucha turbulenta. Los primeros grabados como "Death of an Ant" (1956), con sus magníficos motivos retorcidos, parecen casi una agonía humana, sirvieron como precursores de sus obras como  "A Edgar Allan Poe" (1971),  una serie inquietante de litografías que evocan la obra de un escritor que Oliveira admiraba mucho

"Yo no soy parte de la vanguardia", declaró a la revista Stanford en  2002 "Yo soy parte de la vanguardia que venga despues, asimilada, consolidada, refinada"

Joseph Nathan Roderick nació en Oakland, California, el  19 de diciembre de  1928. Su padre un inmigrante portugués que se cambió el apellido de Rodrigues, separado de la madre de Nathan cuando él era un bebé. Mas adelante la madre se volvió a casar con otro inmigrante portugués, Jorge Oliveira, cuyo apellido adoptó su hijastro


Despues de recibir clases de pintura de un artista de marinas, se matriculó en la Escuela de Artes  y Oficios de Oakland, donde obtuvo una licenciatura en Bellas Artes en  1951 y un master en  1952. Fue en el verano de 1950 cuando estudió con Beckmann en el Mills College en OaklandDespues de servir en el ejercito como dibujante cartográfico, empezó a exponer en California y en  1958 hizo una exposicion individual en Manhattan en Alan Gallery Seguía siendo una figura local, principalmente conocido por su obra gráfica, hasta que Peter Selz, en ese momento nuevo comisario de pintura y escultura en el Museo de Arte Moderno, lo incluyó en la exposición "Nuevas figuras del Hombre" en  1959. 


Oliveira tuvo exito con sus "nerviosas figuras humanas", construidas con gruesas capas de pintura, rascadas y rayadas. Los lienzos tenían una espontánea, buscada calidad, como Selz escribió- "el artista fue encontrando la figura en el proceso de pintarla"La ola de adulación casi lo abrumó. Trabajó frenéticamente para satisfacer la demanda de sus cuadros pero pronto se agotó por su horario y desanimado por la subida del Arte Pop, que relegaba su propio arte. "Llegué a un periodo de sequía, falta de imaginación y el incentivo paraceía haber desaparecido", dijo en una entrevista en  1978 Abandonó la pintura para concentrarse en grabados, acuarelas y dibujos. No regresó al caballete hasta  1965, año que pasó a ser miembro permanente del departamento de arte en la Universidad de Stanford, donde creó un programa de grabado y enseño arte durante 30 años



Oliveira se desviaba de la figura humana de vez en cuando, pero siempre volvía, con una intensidad sorprendente en obras como "Figura de pie" 1970, una figura femenina de color rosa que se volvía hacia el espectador, con una mascara blanca fantasmal, en lugar de una cara. Así como los    convincentes bailarines alargados y los corredores, practicamente disueltos en sus fondos de color rojo o naranja, en sus cuadros de la última década de su vida. 


En la década de 1990 se embarcó en una serie de pinturas "Stelae", cuyas formas verticales evocaban la solemne majestuosidad de los obeliscos egipcios, la tumba de la dinastía Han o los menhires de Stonehenge. A la vez guardan una evidente semejanza con las figuras solitarias de sus primeras pinturas. En sus últimos años trabajó intermitentemente en  "the windohover", una serie de paisajes a gran escala, que tituó así por el poema de Gerard Manley Hopkins. Incorporan las curvas y alas de los cernícalos y  halcones  de cola roja que observaba desde su estudio en las colinas de Stanford

Extraído del New York Times

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