martes, 13 de agosto de 2013

Clara Gangutia




Pintora y grabadora. En 1968 inició sus estudios, que no llegaría a terminar, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, donde tuvo como maestro a Antonio López, quien tanto influyó en la definición de su estilo y que le transmitiría temáticas como los paisajes urbanos madrileños. En 1973 conoció al que se convertiría en su marido, el también pintor Jesús Ibáñez. Una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores le permitió seguir su formación en la Academia de Bellas Artes de Roma en 1974, tiempo que aprovechó para recorrer Italia y conocer la pintura veneciana, de la que era una rendida admiradora. Posteriormente amplió sus conocimientos con becas de la Fundación Juan March (1977), y del Ministerio de Cultura (1979).


Su obra es de un realismo crudo y aplastante, en el que el objeto más cotidiano adquiere rasgos inusitados, hasta el punto en que adquiere un matiz surrealista, pero no como evocación romántica, sino a modo de análisis frío. Un estilo autobiográfico, desarrollado en torno a su propia vida: su familia, sus amigos, las ciudades y paisajes en que ha vivido, por los que ha pasado con el tiempo suficiente para entablar un diálogo visual fecundo, o a los que le unen vínculos afectivos.
Su primera participación en una exposición fue en el I Concurso Nacional para Artistas Jóvenes "Blanco y Negro", celebrado en 1970. Un año después participó en la exposición "Jóvenes realistas" en la Galería Seiquer de Madrid, movimiento al que siempre ha estado asociada. Sus exposiciones individuales y las participaciones en colectivas han permitido que su obra se viera en ciudades como Madrid, Bilbao, San Sebastián, Milán, Montreal, Glasgow, Berlín,... Además de formar parte de la colección permanente de importantes pinacotecas como el Museo Reina Sofía de Madrid, o el Bellas Artes de Bilbao, o de colecciones como la de UEE, para la que inmortalizó en 1998 un rincón de la planta de "Galdakao".

La búsqueda de luces y sombras extremas es una constante en su obra, pero sobre todo en los últimos años, en que va cobrando importancia el detalle, el matiz en los medios tonos. Se interesa cada vez más por los conceptos de grandeza y monumentalidad, por lo vertical y lo amplio, aquello que da sentido al conjunto de elementos que aparecen en los cuadros.
El también pintor Juan Antonio Tinte dice sobre ella que "...conoce bien la realidad, su extensión, sabe que a cada paso el horizonte se dilata del mismo modo que el sabio o el científico está en la certeza de la imposibilidad de aglutinar todo el saber en un mismo orden disciplinar. Por eso, en ella la realidad tiene esos dos aspectos que marcan la trayectoria de una artista comprometida con la pintura: contención en la disciplina que trabaja por un lado, y por otro, ilimitada propuesta plástica, dentro de un lenguaje, que nos acerca de la mejor forma posible al cómo es la realidad que ocupamos vista por otra persona distinta a nosotros".


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