¡Si el mundo fuera como el mundo
que ven tus ojos: la retama
dorada, el carmín, el azul
pulsando sus mágicas arpas!
Y los seres en romería,
claros los cielos y las almas,
claros cuerpos vertiginosos
que apetecen cimas y alas.
(No el amarillo de la envidia,
ni el gris de la desesperanza)
Una perpetua, un mundo
recién nacido, una palabra
de amor, un cántico y un sueño
que navega sobre las lágrimas.
José hierro
Dans (1922-1988) nació y creció en La Coruña y en otras localidades de la provincia gallega (Oza dos Ríos y Curtis) antes de emigrar a Madrid en 1952. Desde la distancia comenzará a forjar una mirada propia dedicada principalmente a la mujer de su tierra. La muestra nos sitúa ante una producción dedicada al retrato exclusivamente femenino de algunas amigas o damas ilustres como Carmen Martín Gaite y a estampas rurales con la mujer como centro (campesinas, pescaderas, durmientes o danzantes del bosque, queseras ). Un conjunto variado de óleos sobre lienzo fechados a partir de 1950, pero que crecen en interés después de 1975 a medida que se acerca a su muerte. En tal momento de madurez Dans se acerca a cierto expresionismo salvaje próximo al de los primitivos vanguardistas alemanes y franceses, marcado por un uso explosivo y libre del color y a un tipismo tocado por el naturalismo mágico y cierto ingenuismo que emparenta sus estampas con las de Chagall. Sea cual sea el tema, a partir de esa fecha las visiones aparecen como tocadas por un sueño de absenta, una fragilidad melancólica y un fondo de antiguo cuento infantil, triste e intangible.
Informacion- EL CULTURAL
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