jueves, 18 de marzo de 2010

Yamandú Canosa
















La línea del horizonte como límite conceptual y literal de todas las cosas, como geometría, estructura y método que genera y ordena volúmenes y espacios. La línea como origen de la visión perspectiva y el canon estético occidental, como regla áurea de proporciones y equivalencias, como fin de un principio. La línea es la constante metodológica y simbólica, la herramienta de relación y representación que unifica una obra tan paradójicamente abierta y a la vez cerrada como es la pintura de Yamandú Canosa (Montevideo, 1954). Sin duda influido por el universalismo constructivista de Torres-García y bajo el prisma de la objetividad visual, Canosa transita libremente por episodios, temas y recursos estilísticos dispares que incorpora al ingenioso “sistema” que es su pintura, a ese universo plural que adopta la apariencia de la fotografía, del dibujo barroco, de la figuración neopop o surrealista, para indagar con sutil inteligencia en la historia de nuestros modos de ver. Anécdotas, equívocos visuales, detalles…, imágenes que nos adentran en ese otro lado que es siempre el lado del arte, ese que revela (como decía Klee) lo invisible, y que Canosa descubre en las evoluciones de un submarinista, en el crecimiento subterráneo de un árbol o, simplemente, en el hermoso reflejo de las formas sobre el agua


Pilar RIBAL
ref-El cultural.es

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