martes, 11 de enero de 2011
OSCAR DOMINGUEZ
Oscar Dominguez 1906- 1967, pintor nacido en las Islas Canarias y muerto en Paris. Formó parte del famoso grupo surrealista capitaneado por André Breton. En 1927 se instaló en Paris y, practicamente hasta su muerte, fue uno de los componentes de la famosa escuela de París, que tanto ha aportado y tanto ha significado en la pintura contemporánea.
Entre las diferentes tendencias de la escuela de París, el surrealismo representó la posiblididad de incorporación al arte de aquellas personalidades que, no teniendo una formación ad hoc para el arte, entendido en el sentido tradicional, no obstante eran portadoras de una enorme carga subjetiva que necesitaba unas áreas de expresión convencionales.
Es muy posible que Oscar Domínguez se convirtiera en artista gracias a que existiera ya el marco surrealista, en el cual él veía que encontraba cauce su inquietud especial; de no haberse forjado ya el marco surealista es muy posible que Oscar Dominguez no hubiera sido otra cosa que "un fils papa" borracho y original, paseandose por las calles y quemando horas en los "bistrots" parisinos.
El surrealismo representó para Oscar Dominguez su posibilidad de manifestación y aportación sensible al mundo que le rodeaba, dentro de un marco convencional. Es decir, creemos que muchos de los ismos contemporáneos han facilitado la floración de personalidades que, en otras circunstancias, hubieran permanecido inéditas.
Si observamos atentamente la obra de nuestro artista hemos de manifestar con claridad que formalmente no fue ningún innovador; su obra adoptó las formas que otros creadores iban estableciendo (Chirico, Dalí, Picasso, entre otros); pero en esas formas, Oscar Dominguez vertía su potencia inconsciente, en las que quedaba plasmada.
La misma factura de la obra, la parte artesana y de oficio que comporta toda realización, es muy floja en la de ese artista canario; es elemental y denota inhabilidad y poco dominio. En cambio, el contenido, su mensaje, es realmente importante, sorprendente, arrebatador y trágico.
Tal vez fue en las decalcomanías sin objeto donde Oscar Dominguez hizo su aportación más radical a la plástica contemporánea y en donde se presenta casi como innovador. Obsérvese que, precisamente, en las decalcomanías, la parte de oficio está prácticamente ausente y, en cambio, el poder sugestivo a partir de sus resultados espontáneos alcanza la máxima intensidad. Precisamente lo que más convenía a Oscar Dominguez.
De ahí, tambien, que fueran esas obras las que más llamaron la atención en los años cincuenta a todos aquellos artistas que buscaban un campo expresivo de la más alta subjetividad. Oscar Doinguez era fundamentalmente un poeta, pero un poeta sin verbo, un poeta de pura imaginación.
El surrealismo, en su vertiente pictórica, le ofreció la posibilidad de plasmar su estro, de materializarlo. Es posible que esa necesidad de materialización obedeciera a condicionamientos fisiológicos de su persona, como ya se ha sugerido, más adecuados que los que le podían ofrecer las palabras.
Un alucinante mundo poético preside todos sus cuadros, pero en donde alcanza la máxima densidad esa poesía plástica es en las ya referidas decalcomanías. En resumen, Oscar Dominguez empieza a realizar entre nosotros un vuelo que ha de planear entre los más inmensos y apasionantes
GAZETA DEL ARTE
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