martes, 20 de enero de 2009

OSCAR DOMINGUEZ


Óscar Domínguez Palazón nació el 9 de enero de 1906 en La Laguna (Tenerife). Su padre, Antonio Domínguez de Mesa, poseía explotaciones agrícolas, en su mayoría bananeras, en el norte de la isla (Tacoronte, Guayonje y Tegueste).

Su madre, María Palazón Riquelme, murió de fiebres puerperales menos de dos años después del nacimiento de Óscar. La pareja tenía ya dos hijas: Julia y Antonia. Domínguez contó a Marcel Jean y Arpad Mezei una hermosa historia donde la leyenda se confunde con la realidad.

Nacido de la reconciliación de su padre y de su madre, unos años después de que ésta sobreviviera al veneno que su rival le había vertido en el café, Óscar se convirtió en auténtico objeto de culto.

Antes de morir la madre hizo prometer que Óscar no lloraría jamás. “Mi padre lo juró. Y desde que tengo un año, cada vez que expresaba un deseo, o que esbozaba la más mínima mueca de disgusto, tenía a toda la casa a mis pies, dispuesta a satisfacer mis caprichos para evitar que derramase una sola lágrima”.

Hasta los ocho años residió con su familia en La laguna, y pasaba los veranos en Tacoronte, en la casa del Calvario. Estudió en el Instituto de La Laguna. En 1926 realizó la primera pintura que conocemos, un Autorretrato con pipa, que lleva la firma de “Óscar”. En 1927 su padre lo envió a París para que se ocupara de sus negocios de exportación de fruta.

Allí se reunió con su hermana Antonia y el marido de ésta, el pintor tinerfeño Álvaro Fariña, instalados en la capital francesa desde 1925, y también con su primo Juan Domínguez Abad. Óscar se presenta en París como un dandi y lleva una vida desordenada, frecuentando asiduamente los locales nocturnos de moda.

A principios de febrero de 1928 regresa a Tenerife para cumplir su servicio militar en el Regimiento de Artillería, y a finales de ese mismo año expone sus primeros cuadros en el Círculo de Bellas Artes, con la pintora francesa Lily Guett.

En 1929 regresa a París. En 1931 vuelve durante unos meses a Tenerife con motivo de la muerte de su padre, el 10 de septiembre, que deja a la familia en una situación económica bastante precaria. Su vida cambia entonces radicalmente.

Privado en lo sucesivo de toda ayuda material, empieza a trabajar como diseñador publicitario, - oficio que ejerció con imaginación, facilidad y desgana - (Marcel jean). Realiza, entre otros, un diseño para la marca Krama (el mejor bombón de mantequilla) por encargo de la Oficina Internacional de Publicidad y Edición, y un cartel para el Patronato de Turismo del Cabildo Insular de Tenerife. Su pintura también experimenta una transformación radical.


En 1932 presenta sus primeras telas surrealistas en la exposición anual del Círculo de bellas Artes de Tenerife, del 18 al 31 de diciembre, junto a Robert Gumbricht, Servando del Pilar, Álvaro Fariña, Pedro de Guezala, Francisco Borges y Francisco Bannin.

En 1933 viaja de nuevo a Tenerife con su amiga Roma, una pianista polaca de origen judío, fusilada por los nazis durante la Segunda guerra mundial. La Gaceta de Arte organiza su primera exposición individual en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, del 4 al 15 de mayo, una muestra que intranquilizó a la burguesía de las islas, como recuerda más tarde Domingo Pérez Minik.


Tres meses más tarde la Gaceta de Arte presenta algunos cuadros de Domínguez en el Círculo Mercantil de Las Plmas, junto con obras de Robert Gumbricht y Servando del Pilar, con motivo de la celebración del Primer Congresillo de las Juventudes, que tuvo lugar los días 5 y 6 de agosto. La exposición se clausuró el 20 de septiembre.


En ese mismo año, Óscar Domínguez ilustra la cubierta de Romanticismo y cuenta nueva, de Emeterio Gutiérrez Albelo, y el año siguiente la cubierta de Crimen, “Relato surrealista” de Agustín Espinosa, y la monografía de Eduardo Westerdahl dedicado a Willi Baumeister, dos obras publicadas por Gaceta de Arte.

En el número 28 de Gaceta de Arte, aparecido en julio de 1934, publica “Carta de París. Conversación con Salvador Dalí”. Es entonces cuando entra en contacto en París con el grupo surrealista. A partir de ese momento, y hasta el final de la década, colabora activamente en la vida del grupo.

Entre los cuadros merecidamente famosos de ese año - pues corresponden a la toma de posesión por parte del artista de su universo personal - cabe destacar Le Chasseur, que representa una jaula en forma de mano con un pájaro prisionero en su interior, y una serie de extrañas construcciones: calefactores antropomorfos, rodillos compresores que se estrellan contra una rosa, máquinas infernales que llevan los efectos de la contradicción hasta el límite del absurdo y que están dominadas en todo momento por una voluntad de destrucción subyacente.

En 1935 Domínguez participa en la exposición International “Kunstsudstillin Kubisme-Surrealisme”, organizada en Copenhague por Vilhelm Bjerke-Petersen, del 15 al 28 de enero (Désir d`été, 1934; Papillon, perdus Dans la montagne, 1934), y más tarde del 13 al 31 de diciembre, en la exposición de dibujos surrealistas de la Galerie Aux Quatre chemins, en el boulevard Raspail de París, donde se presentan obras de Arp, Bellmer, Brauner, Chirico, Dalí y Picasso…

Ese mismo año figura entre los signatarios del “Ciclo sistemático de conferencias sobre las posiciones más recientes del surrealismo”, que no logró pasar de su fase inicial por falta de medios financieros, y también firma el manifiesto “De los tiempos en los que los surrealistas tenían razón”, que relata la historia de la ruptura con el Partido Comunista.

En una entrevista concedida el 21 de diciembre al diario Figaro, que lleva por título “El surrealismo en libertad. De la bofetada a la ruptura”, Breton denuncia que “El partido se ha negado a reconocer la producción pictórica del surrealismo y esto ha originado una fuente de conflictos permanente…” 8Crónica de domingo Pérez Minik en el número 36 de la Gaceta de Arte).

También gracias a su intervención se organiza la Exposición surrealista en el Ateneo de Santa Cruz de Tenerife, del 11 al 24 de mayo de 1935. La exposición comprende 76 obras de veinte artistas diferentes, entre los que Jiguan Arp, Brauner, Chirico, Ernst Magritte y Tanguy. Óscar Domínguez presenta aquí “Deseo de verano” y “Objeto magnético”.

André Breton redactó el prólogo del catálogo, donde retoma el texto de su conferencia “Situación surrealista del objeto/situación del objeto surrealista”, pero añade, sin embargo, el siguiente elogio del pintor canario:”…En estos últimos años nuestro amigo Óscar Domínguez ha introducido en el arte surrealista - en el que la gracia de Picasso, de Miró, de Dalí, no ha cesado nunca de hacer circular la más bella sangre española - el silbo ardiente y perfumado de las islas Canarias”.

Los meses de julio y agosto los pasa en Barcelona, en compañía de Marcel Jean, Remedios Varo y Esteban Francés. Recurren al juego de los “Cadáveres exquisitos”, introduciendo en él la técnica del fotomontaje: “A las sorpresas de la colaboración “a ciegas” se añadían los goces del collage. Recortábamos fotografías de personas, objetos y animales que encontrábamos en viejas revistas… las pegábamos en una hoja de papel y las pasábamos al siguiente colaborador”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hey i am suuper boy