domingo, 15 de abril de 2012

Eduardo Kingman






(Loja, 1913 - Quito, 1998)

Realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes de Quito y varios viajes de estudio a Venezuela, Perú, Bolivia y EE.UU. Fue profesor de la Escuela de Bellas Artes de Quito, y durante 20 años director del Museo de Arte Colonial de Quito. Hizo infinidad de exposiciones internacionales en París, Washington, San Francisco, México, Caracas, Bogota, etc. Es uno de los grandes del movimiento más vigoroso de las artes visuales ecuatorianas del siglo: ese empeño por atacar temas propios y populares con formas de fuerte expresividad, rompiendo con cualquier academicismo y que comenzó en la década de los treinta, fue la irrupción de una generación con ideales y postulados nuevos en todos los frentes: en política, en sociología, en literatura y en arte.


D
ioses que han perdido su cetro y su poder imploran a otros dioses el milagro de ser. Eduardo Kingman recoge en sus lienzos esa imagen del absoluto desamparo. El pasado atormentado y aguerrido del hombre del altiplano, el sufrir del indio de las sierras, el cansancio del campesino que ara la tierra a las faldas de un volcán y que se nutre de la lava reseca o su mujer, olvidada en faenas cotidianas e inútiles, son algunos de los temas que propone el pintor ecuatoriano Eduardo Kingman.

Kingman es un pintor de fuerza contenida, como esos volcanes anhelantes de la cordillera andina. El pinta los resabios, las angustias, y el tormento desolador del hombre común, del caminante, del labriego. Esa identidad con el dolor es su punta de lanza, su sello, su innegable impronta.

Pero ese dolor manifiesta una grandeza apenas descriptible. Es la grandeza del hombre en su fútil destino, es la vida como congoja, como clamor, como ruego quizás para que haya un viraje, para que el mundo mejore y cambie alguna vez.

Fuente:latinartmuseum.com

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