Tras su comienzo como aficionado, estudia en la Academia de Bellas Artes de Praga. Se encuentra con las obras de De Chirico y Dalí, al principio de la segunda Guerra Mundial, le orientarán hacia el surrealismo. Sus cuadros de los años cuarenta son a veces visiones fantásticas suscitadas por la experiencia de la guerra y otras sueños frágiles y meláncolicos de paraisos perdidos, confrontadas con la brutal realidad de la época. Tras la guerra Tikal forma parte del grupo surrealista (1945-48).
A través de una trama de líneas ondulantes, suscita paisajes irreales que recuerdan a veces las vejetaciones salvajes de Max Ernst. Paralelamente hace nacer todo un mundo fantástico de mecanismos y de aparatos insólitos, construcciones y diagramas enigmáticos inspirados en el mundo de la ciencia, intentando crear un nuevo mito de la civilización. Hacia finales de
1950 , tras un silencio de varios años debido a un clima cultural desfavorable, pinta de nuevo, sin gran éxito, los temas de civilización que había tratado anteriormente, tocando la nueva figuración y la abstracción lírica. En esta vacilante búsqueda de una expresión nueva, abandona definitivamente el principio de la representación verista de las divisiones y de la metafora, para acceder al universo dinámico y cambiante de las Ilusiones móviles (1963- 65) y de los fantasmas mecánicos (1964-65), ciclos en los que se encuentran las naturalezas y el cosmos, la máquina y el organismo, lo real y lo imaginario
Fuente- Diccionario Larouse de la pintura
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